ESTUDIO

Alertan de que los hábitos de los padres pueden condicionar la salud del niño

EFE

Los buenos hábitos en familia, con buena alimentación y ejercicio físico diario, no son solo recomendaciones para los niños nacidos pequeños para su edad gestacional, sino para todos los niños en general que, "aunque primero son sujetos pasivos, pronto harán lo que vean hacer a sus padres".

Así lo señala el doctor Ángel Ferrández en el marco del estudio multidisciplinar del grupo de investigación Crecimiento y Desarrollo del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), centro adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, y que continúa desarrollándose en el Hospital Infantil Universitario Miguel Servet.

Un estudio en el que participan las unidades de Pediatría, Neonatología, Endocrinología, Cardiología y Enfermedades Metabólicas, así como Maternidad y Genética del Hospital Miguel Servet, y el centro Andrea Prader.

Según las primeras conclusiones del informe, el 4,5 % de los niños nacidos en el Hospital Infantil Universitario Miguel Servet, aproximadamente unos 500 bebés al año, nace con un peso, una talla y un perímetro encefálico disminuidos, es decir, "pequeños para edad gestacional o PEG", informan fuentes del Gobierno de Aragón en una nota de prensa.

Un alto porcentaje de estos niños, el 24 %, presentan retraso psicomotor ya a partir de los tres años de edad y, además, el 33 % de aquellos que crecen y recuperan su talla demasiado rápidamente para sus niveles iniciales presentan ya a los 4 años el llamado "síndrome metabólico", que consiste en hipertensión arterial, hiperlipidemia, resistencia a la insulina y arterioesclerosis, que podría mantenerse a lo largo de su vida adulta.

En los últimos 20 años el porcentaje de los niños que nacen pequeños para su edad gestacional prácticamente se ha duplicado y según las investigaciones realizadas en este marco, las placentas de estos niños muestran lesiones muy severas que hacen imposible un aporte normal de los nutrientes necesarios (oxígeno, glucosa o proteínas) para el desarrollo del feto.

En estas condiciones, el feto o fallece en el útero o se adapta para poder sobrevivir con la cantidad aportada por la placenta, lo que provoca que la talla, el peso y el perímetro cefálico sea menor al normal.

El estudio revela que en los niños PEG se observa menor peso y talla y una clara disminución del volumen neuronal, pero no del perímetro abdominal, lo que avisa ya del riesgo de obesidad y predisposición al síndrome metabólico, una de cuyas características es la diabetes por resistencia a la insulina, según señala en esta investigación el doctor Antonio de Arriba.

Fumar durante el embarazo (tabaquismo activo o pasivo), junto con otros factores, como permanecer ocho o más horas de pie al día o el estrés percibido por la madre, son los factores más significativamente relacionados con este mal crecimiento fetal, una de cuyas consecuencias más negativas es el retraso psicomotor inicial y neurocognitivo, algo que sucede hasta en un 24 % de los casos.

Este retraso cognitivo se observa ya desde los tres primeros meses de vida y, según señala la doctora Beatriz Puga en esta investigación, no desaparece sino que empeora con los años cuando se suma el déficit de atención que presentan casi la totalidad de estos niños.

Evitar la sobrealimentación, favorecer e inculcar la práctica de ejercicio físico y realizar una estimulación neurocognitiva temprana en aquellos que lo precisen contribuirá a mejorar el futuro de estos niños.

Sin embargo, en el marco de esta investigación, el doctor Ángel Ferrández insiste en que lo ideal es prevenir el mal crecimiento y desarrollo del feto, evitando factores como el tabaquismo, con lo que probablemente disminuiría el porcentaje de estos nacidos PEG hasta en un 50 %.

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