El juez Rafael Lasala ha sobreseído el caso de la joven que denunció haber sido traída de Rumanía y retenida en un piso, para prostituirla en un burdel zaragozano. La causa ha llegado a tener seis investigados (antiguos imputados) y cuatro de ellos ingresaron en prisión provisional. Pero tras excarcelarlos, el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza ha ratificado que no ve indicios para mantener la causa abierta. El abogado de la joven, Carlos Vela, recurrirá el archivo.

El auto de sobreseimiento es muy escueto, pero los motivos ya los apuntó el juez cuando excarceló a los presuntos proxenetas: el marido de la joven no denunció el secuestro en Rumanía, como ella había dicho, y la joven ya había denunciado un caso similar en su país natal, del que luego se retractó. No daba mucha credibilidad a su testimonio, que era la única prueba.

Por ello, seis investigados dejan de serlo, salvo que surjan nuevas pruebas. Entre ellos estaba el dueño del prostíbulo, Santiago Manuel T. U., pese a que incluso en la versión de la denunciante fue quien le ayudó a escapar, cuando se enteró de sus condiciones laborales.

LIBRES

Tanto él, defendido por el penalista José Luis Melguizo, como los otros cinco imputados --Mihaela G., Lica F., Adi Marius L., Eugenia I. y Loredana Mihaela I., defendidos por Olga Oseira y Carlos Miguel Santamaría-- han quedado libres de sospecha.

La joven denunció su caso en marzo, tras parar a un coche patrulla de la Policía Local de Zaragoza. Según contó luego a la Nacional, una amiga de su madre le convenció para irse a trabajar al extranjero, creía que de camarera. Pero acabó llegando a Zaragoza, donde le retuvieron en un piso del que solo le dejaban salir para ir al prostíbulo. Dijo que llegaron a introducirle compresas a presión en la vagina para que trabajase con la regla, lo que le causó una infección.

Siempre según su versión, ahora invalidada, entre dos hombres y dos mujeres la retenían y vigilaban, pero pudo contar su caso a otras compatriotas, que a su vez se lo dijeron al dueño del burdel. Este le ayudó a escapar y la llevó a un piso de confianza. Desde allí llamó a su marido, que le animó a escapar.

Su denuncia derivó en la detención de todos los señalados, y la supuesta gancho incluso fue extraditada de Rumanía.