Néré y Canellito son los únicos osos pardos que habitan en la actualidad en el Pirineo aragonés. El primero es un oso esloveno nacido en 1997 de Ziva (una de las dos osas eslovenas liberadas en 1996), que se dispersó en el 2002 desde el Valle de Arán al Pirineo occidental. Allí se apareó con la última osa autóctona, Cannelle, que diez meses antes de ser abatida por un cazador a finales del 2004 había parido a Cannellito, un macho de origen mixto que ya tiene 12 años.

Según la Fundación Oso Pardo (FOP), en las circunstancias actuales, la viabilidad de esta subpoblación occidental es prácticamente nula, ya que es muy improbable que alguna de las hembras del núcleo central se disperse y se establezca en los territorios del viejo Neré (19 años) y de su hijo Cannellito. "Si no se toma ninguna medida, estos machos acabarán muriendo sin tener opción de reproducirse", sostuvo el director de la fundación, Guillermo Palomero.

"El Gobierno de Aragón debería tomar cartas en el asunto y fijarse en iniciativas como las que lleva a cabo la Generalitat de Cataluña. Allí habitan actualmente 27 osos", señaló Palomero. "Debería iniciarse en la comunidad algún proyecto de reintroducción de hembras". Según los naturistas, sería la única manera de continuar con el linaje de osos pardos en el Pirineo aragonés, que parece que pronto puede llegar a su fin.

La Generalitat liberó el pasado mes de mayo un joven ejemplar macho de oso pardo para reforzar la población de este animal en la zona del Parque Natural del Alto Pirineo, con el objetivo de acabar con los problemas de consanguinidad y asegurar la diversidad genética de la población. El nuevo macho tomará el relevo de Pyros, un ejemplar introducido en 1997 y que ya ha llegado a una edad muy avanzada. Él es el progenitor de la mayoría de los osos que han nacido en el Pirineo desde la primera liberación, por lo que se considera necesaria la introducción de genes nuevos.

El potencial de este animal como elemento de atracción turística queda bien patente en iniciativas como la Casa del Oso de los Pirineos, en el pueblo de Isil (el Pallars Sobirà), un centro de interpretación que permite conocer el oso pardo y su vida en el Pirineo catalán. El espacio se ha convertido en el primer centro de interpretación sobre este animal en tierras catalanas.

El oso pardo sigue su expansión a un ritmo constante en territorio catalán y en el 2015 se superó la treintena de ejemplares confirmados, el doble que en el 2007 y seis veces más que en 1996, cuando se inició el programa de reintroducción.