A César Bona solo le gusta que lo conozcan como "maestro a secas", aunque fue finalista del "Global Teacher Prize", y para "seguir aprendiendo" se ha acercado a innovaciones pedagógicas como las que invitan al alumno a intentar mejorar su alrededor pues "no se puede seguir educando a entes individuales".

En una entrevista con Efe tras publicar "Las escuelas que cambian el mundo" (Plaza&Janés), Bona destaca que si hay que educar a "seres sociales" los profesores tienen que estar formados para ello.

"Hay que terminar con la frase 'entro en el aula y cierro la puerta' y cambiarla por 'abro la puerta'", afirma César Bona (Zaragoza, 1972), que sugiere que evitar el acoso escolar pasa por educar a los chicos "en el respeto".

PREGUNTA: ¿Hay una forma de educar para llegar a cambiar el mundo?

RESPUESTA: El título del libro hace referencia al presente. Eso implica que se está haciendo. Hay que invitar a niños y adolescentes a mirar lo que tienen alrededor para hacerlo mejor, a usar el conocimiento, que ya no solo se transmite sino que se comparte.

Somos seres sociales y no podemos seguir educando a entes individuales. También hay que terminar con esa frase de que tengo que entrar en el aula y cerrar la puerta, es lo contrario: voy a entrar en mi aula y abrir la puerta, voy a compartir.

P: Para su libro ha visitado la red Escuelas "Changemaker" (en España hay siete y en el mundo 260). ¿Es una utopía lograr alumnos motivados, maestros comprometidos y familias cómplices?

R: Lo soñaba hacía tiempo, y ya sucede y en bastantes sitios. Me siento afortunado de haber visitado algunos de esos centros y comprobar cómo se vive en ellos, he aprendido mucho. Sé que hay otros que siguen siendo anónimos y en los que también se dan esos ingredientes.

P: ¿Cree que esas innovaciones pedagógicas llegan al Ministerio de Educación?

R: Creo que sí, tienen nociones de lo que se está haciendo, aunque es verdad que hace falta que alguien que esté en 'las altas esferas' dé un paso adelante.

P: ¿Es partidario de las pruebas de diagnóstico?

R: Parece que la educación se limita a hablar de exámenes, pero es mucho más. Hay que apoyarse más en el aprendizaje y no tanto en los exámenes. La evaluación va con el aprendizaje y mucha gente confunde evaluación con examen.

P: ¿Se debe cambiar la formación del profesor?

R: Este curso saldrán nuevos maestros con las mismas bondades, alguna más, que nosotros salimos, pero también con carencias parecidas a las nuestras.

Si queremos educar seres sociales tenemos que estar formados para ello, prepararnos bien para el diálogo, para las tutorías con niños y educarles en el respeto a uno mismo, a las diferencias, al medio ambiente. Puedes saber muchísimas cosas pero luego no saber relacionarte con los alumnos o invitarles a que se relacionen de manera adecuada.

Es la carrera más importante, de ella vienen todas las demás y hace falta revisar unas cuantas cosas para que los maestros salgan más preparados y, en concreto, el compromiso social lo subrayaría con un rotulador de color.

P: ¿Qué opina de la existencia de centros concertados?

R: He trabajado en centros públicos, privados y concertados y de todos he aprendido, he conocido gente que me ha enseñado muchísimo y he encontrado también a personas que deberían dedicarse a otra cosa.

Pero la educación tiene que llegar a todos los niños y para eso es fundamental que la educación sea pública.

P: ¿Ha detectado usted en clase algún caso de acoso escolar?

R: En algún momento puntual todos hemos podido ver que algún alumno estaba aislado, yo echaba de menos tener herramientas y medios en la escuela para solucionarlo. Es de máxima prioridad encontrar tiempos y espacios en los centros para erradicarlo y prevenirlo.

En los centros "Changemaker" hay tutorías y asambleas donde los alumnos pueden conocerse, se crean dinámicas de grupo. Por ejemplo, en el instituto Sils (Girona) pregunté a adolescentes de cuarto de la ESO qué tal se llevaban y me contestaron que con respeto, que dedicaban tiempo a conocerse. Es básico.

P: ¿Qué otras características tienen los centros "Changemaker"?

R: Se diferencian en cómo miran hacia la sociedad.

Participar de lo que ocurre fuera de la escuela -en horario escolar y no escolar- es muy importante, por ejemplo, que haya adolescentes que visiten residencias de ancianos. Ese muro que parece que hay muchas veces entre escuela y sociedad no debería existir. El primer órgano educativo es la familia, indudablemente, y el segundo debe ser la escuela y la sociedad.

P: ¿Debe haber deberes?

R: No por norma. Si se tiene en cuenta el proceso, se tiene que invitar al alumno a investigar, a complementar lo que ha visto y crear sus propios proyectos.

P: ¿Qué importancia tienen los idiomas extranjeros?

R: Hice Filología inglesa, para mí el idioma es muy importante. Pero no es menos importante educar en las relaciones sociales. Ahora pone en muchos centros 'colegio bilingüe', genial, pero estaría bien que pusiera, además, que tiene tutorías para que los chicos se conozcan y se eduquen en el respeto.

P: ¿Cómo ha cambiado su vida desde que fue finalista del "Global Teacher Prize" y en estos meses conociendo proyectos de varias escuelas?

R: He aprendido mucho y sigo haciéndolo. Sé de donde vengo, donde voy y donde estoy en este momento, que es muy bonito. Me puedo permitir visitar otros centros e ir a hablar a futuros maestros y recordarles la importancia de esta profesión.

Este tiempo ha sido como un máster. Ojalá las administraciones faciliten como incentivo a los profesores visitar otros centros.

P: ¿Tiene fecha de vuelta a las aulas?

R: Volveré (en principio a Zaragoza), no hay fecha pero no será muy tarde. Estoy deseando estar con los niños, tengo muchas cosas que compartir y aplicar.