Tras ocho años como juez decano de Zaragoza, Ángel Dolado abandonará el cargo el 17 de marzo, cuando sea elegido su sucesor, por votación de sus compañeros. Dolado ya simultanea su nuevo cargo en un juzgado de Familia.

- Echando la vista atrás, culmina un mandato de ocho años con hasta tres huelgas entre la judicatura. ¿Cómo las vivió?

- Fue un fenómeno interesante, sirvieron para evidenciar el déficit de medios en Justicia, no luchábamos por sueldos. Y se superó el tema sin sanciones, un reconocimiento, de hecho, del derecho de huelga de los jueces.

- ¿Sirvieron para algo?

- Sinceramente, no. Se ha desactivado el activismo judicial y las inversiones por territorios han creado una justicia a distintas velocidades. Aun así, Zaragoza y Aragón en general son un oasis judicial, con unos tiempos de respuesta muy buenos.

-A costa de «la salud» del juez, según ha sostenido.

-Yo hoy estoy preparando los juicios de mañana y redactando sentencias. Si no trabajamos en casa no se llega. La carga de trabajo supera con mucho los módulos previstos.

-Cuando llegó, mencionaba entre sus prioridades la modernización de medios. ¿Se ha logrado?

-Hemos avanzado mucho en informatización y gestión procesal, con el sistema Minerva. Las grabaciones estaban en mantillas, ahora en general son buenas, y las videoconferencias, también. Apenas han fallado ocho de 600. Hay que reivindicarlas porque ahorran mucho en desplazamientos. El reto está en el expediente judicial electrónico.

-Ya con perspectiva, ¿el traslado a la Expo ha sido un acierto?

-La unidad de sede era vital, también la del Registro Civil, y las instalaciones de cara al ciudadano, lo que importa, son mejores.

-¿Cómo deja la situación en los juzgados?

-Actualmente, las incapacidades son lo que se nos va de las manos, ya que a raíz del incendio de la residencia Santa Fe, todas se han puesto al día. Y también los civiles, que iban bien pero con las cláusulas abusivas de los bancos, están colapsados.

-¿Ya que trabaja en Familia, sigue defendiendo la ley de custodia compartida?

-Técnicamente, la dejaría como está. Se entiende preferente la compartida, pero abre la posibilidad de la mediación, porque nadie mejor que los padres sabe cómo organizarse. Y el juez busca el beneficio del menor si procede la custodia individual.

-¿Hay medios para aplicarla?

-Yo propongo la figura del coordinador de parentalidad, que ayude al juez en la ejecución de la sentencia y su seguimiento.

-¿Las últimas reformas legales van bien encaminadas para combatir la corrupción?

-De las 58 reformas que propusimos los jueces decanos, como la protección del delator, apenas se han aplicado dos, aunque haya avances (el Congreso ha propuesto no indultar a corruptos). Establecer plazos para la instrucción crea impunidad; en Aragón ha habido algún caso en el que no han llegado pruebas a tiempo, aunque poco relevantes.

-¿Valora la creación de una unidad fiscal especializada en Zaragoza?

-La especialización es buena, pero con los mismos fiscales en total, perdemos efectivos. Hacen falta auditores contables.

-¿Cree que queda mucho por investigar?

-Si hubiera más agentes de la UCO y UDEF, vería como sí. El gran problema está en los modificados de obra, por su uso indebido, sea delictivo o administrativo. No deberían permitirse, al menos sin dar oportunidad al resto de empresas.

-¿Comparte que la protección del consumidor ha tenido que venir de Europa?

-Las plataformas sociales y asociaciones de consumidores han sido esenciales en la concienciación, por ejemplo del derecho a la vivienda, que no hay que confundir con la propiedad. Pero gracias a los abogados de oficio y a los jueces civiles y mercantiles, que han cuestionado el derecho hipotecario y bancario con cuestiones prejudiciales a Europa, se ha reivindicado el papel del tribunal de Luxemburgo.

-¿Y en violencia de género, se puede hacer más legalmente?

-La ley funciona bien, es avanzada, pero evitar un asesinato es imposible. Hay que hacer hincapié en las unidades policiales de valoración de riesgo, más allá de un programa informático, e implementar medios de control telemático. Y está claro que falla la educación, que no solo no mejora, sino que está en regresión.

-¿Cómo valora su gestión en estos años?

-Hay luces y sombras. He dado a conocer la Justicia desde dentro y las relaciones con la Administración han sido excelentes. Han quedado temas pendientes como la Nueva Oficina Judicial, que ya temo que no la veré como juez.

-¿Por qué no se presenta a la reelección, por cansancio?

-Por coherencia. Con lo que critico a los políticos por la necesidad de limitar los mandatos y dar paso a nuevas ideas...

-Critica, pero sus declaraciones no dejan de tener tinte político...

-Yo no lo creo, son de tipo técnico, amparadas por el conjunto de jueces decanos, que en un colectivo de 50 no está adscrito en bloque a nada. No sé si mis ideas son de izquierdas o no. Por ejemplo la maternidad subrogada; estoy en contra, porque es mercantilizar y cosificar a la mujer. Y ahora mismo no sabría decirle si esto es de izquierdas o de derechas.

-¿Entonces no le ha tentado el salto a la política?

-Como juez, estoy en contra de las togas giratorias. Sobre todo creo que no puedes volver a la judicatura, al menos en un largo periodo, y nunca al territorio donde has ejercido. Es imagen, una adscripción política es evidente hasta para un juicio de faltas.

-¿Por qué opta por Familia?

-Tenía mi plaza de civil, pero me lo planteo como un reto, siempre he procurado cambiar de ciudad y jurisdicciones. Además puedo aplicar la mediación y el derecho foral, del que soy gran defensor.

-¿Le tienta ser Justicia de Aragón?

-Sé que estoy en las quinielas de la prensa, pero nada más allá. Sería para mí un honor tener la confianza de las Cortes.