Existe un tópico de que los políticos españoles leen poco y escriben mal. Como todos los tópicos, es fácilmente desmontable si se repasa un poco la Historia. Sin una exhaustiva documentación, llegan a la memoria los escaños ocupados por ilustres de nuestras letras, como Benito Pérez Galdós (que en 1886 obtuvo acta de diputado liberal por el distrito puertorriqueño de Guayama ), Unamuno (diputado socialista por Salamanca de 1931 a 1933), Ortega y Gasset ese mismo bienio por la Agrupación Republicana de León o el mismísimo presidente de la República, Manuel Azaña.

La nómina sigue alimentada por autores de la talla de Rafael Alberti, en Cortes constituyentes, o el que casi obtuvo escaño por el partido judicial de Fraga, un lerrouxista Pío Baroja alentado por sus amigos Bagaría y Viladrich que luego renegó de sus pinitos en política. En los últimos años, la huella de José Antonio Labordeta dejó un Congreso en el que, por fortuna, las letras siempre pudieron más que las armas.

POLÍTICA QUE INSPIRA

Sin entrar en comparaciones indeseables, dos políticos aragoneses copan estos días de ferias y recogidas de firmas el más alto escalafón. Ambos tienen ya una curtida trayectoria política pero además, su afición por la escritura puede convertirse en algo más que un simple hobby. Son Chesús Yuste y Mario Garcés, para quienes su actividad política ha sido también una útil fuente de inspiración.

El primero está siendo objeto de buenas críticas y ventas con su incursión en la novela negra de clarividente título. Asesinato en el Congreso de los Diputados, editado por Xordica. El segundo, hombre de Gobierno por dos legislaturas, vende numerosos ejemplares de su El Antipríncipe. Tratado sobre el arte del mal (o buen) Gobierno, con ilustraciones de Javier Montesol y editado por Reino de Cordelia.

Durante el Gobierno presidido por Manolo Rajón y su mano derecha, Zoraida Sáenz de Santayana, un diputado emergente aparece asesinado en su despacho. A partir de ahí, Chesús Yuste narra algo más que una novela negra, ya que a la trama de la investigación del crimen se une el trabajo cotidiano de un diputado cualquiera (muchos son reconocibles en la novela con apellidos fácilmente identificables) y en otro nivel narrativo aparece la decadencia del sistema y la irrupción de todo el movimiento de mareas y del 15-M. Yuste alcanza la madurez narrativa y confirma que el Congreso de los Diputados es una buena fuente de inspiración para una novela, como él mismo suponía. La novela recoge parte de los apuntes y detalles que el diputado recopiló durante su legislatura como diputado de CHA por la Izquierda Plural.

Periodistas, ministros, diputados y activistas, todos forman parte de una novela con la que Yuste alcanza su madurez narrativa después de haber publicado previamente La mirada del bosque y Regreso a Inisfree y otros relatos irlandeses. Largo futuro como escritor tiene este político que ahora ejerce como tal a pie de calle, sin responsabilidades institucionales.

EL SECRETARIO DE ESTADO

Mario Garcés tiene una larga carrera en la administración y una fulgurante trayectoria política que le ha llevado en seis años a ser consejero de Hacienda del Gobierno de Aragón, subsecretario de Estado de Fomento y actualmente secretario de Estado de Igualdad y Servicios Sociales.

Con este bagaje, y su estilo irónico y mordaz, ha publicado una suerte de parodia (o quizás una actualización) del libro de cabecera de cualquier político, El Príncipe. Le da la vuelta y lo titula El Antipríncipe. Con humor, un peculiar estilo retórico que recuerda a los tratados decimonónicos, va desgranando el comportamiento del líder político, las virtudes que requiere y cómo se relacionan con él su entorno. En sus páginas aparecen los pelotas, los trepas, los corruptos, los asesores eficaces y los ineficaces... También sobre la comunicación, los medios... Todo un compendio sobre la noble y compleja tarea de gobernar.

Se nota que a lo largo de su trayectoria política ha conocido bien toda esa fauna que pueblan las páginas de este tratado o antitratado, publicado con el esmero que es habitual en los libros de Reino de Cordelia.