-Con la mitad de la legislatura ya cubierta, ¿tiene la sensación de que queda por hacer más de lo que ya se ha hecho?

-Hemos hecho bastantes cosas, pero es verdad que quería hacer muchas. Siempre piensas que las cosas van a ir mucho más rápidas, pero es que han sido años difíciles en el apartado presupuestario. En el 2015 nos encontramos con que no había dinero para casi nada y todo lo que estaba pendiente de gasto había que guardarlo para nóminas. Y el año pasado apenas contamos con seis meses de presupuesto y eso dificulta mucho la tarea porque lo que se requería, después de un periodo de crisis, era inversión. Hay muchas cosas en marcha y ojalá que en estos dos años nos dé tiempo, al menos, a marcar una línea de recuperación.

-Cumplirá 65 años el próximo año. Edad de jubilación....

-Espero que para entonces Hacienda haya autorizado ya que todos los profesionales puedan prorrogar su jubilación hasta los 67. Hasta ahora, hemos dado esa opción en especialidades con clara falta de profesionales, pero nos encontramos con el problema de que hay muy poca gente que se acoja a ella porque ya se habían hecho a la idea de que se iban a jubilar.

-¿Se ve con fuerzas para acabar la legislatura?

-Hay periodos en los que estás algo más desanimado. Por ejemplo, cuando se acabó el año pasado y todo se retrasaba ante la falta de presupuestos. Cuando hay tantas cosas por hacer y no hay presupuesto, es duro para alguien que está peleando para mejorar las cosas. Ahora, ya con las cuentas aprobadas, aunque tarde, espero que podamos culminar muchos procesos. Creo que va a ser un año bastante más positivo en este apartado y espero que el siguiente sea igual.

-¿Llegó a presentar su dimisión?

-No. Hubo un momento, con los problemas con la Oferta Pública de Empleo extraordinaria, que le dije al presidente -Javier Lambán- que estaba un poco quemado por ese tema y que había que intentar resolverlo. Creo que se ha hecho así. (El ministro) Montoro quería, eso sí, tener la exclusiva de ser él quien autorizara esas OPE pero Aragón va a ser la primera comunidad que la va a poner en marcha al haber realizado ya el concurso de traslados previo obligatorio. Y eso que fue muy criticado, pero creo que mejoró la situación de los hospitales periféricos. Fue un momento de quemazón, ya le digo, porque peleas y peleas y todo eran pegas, pero en ningún momento pensé en abandonar. Tengo un compromiso con el presidente y voy a seguir mientras él confíe en mí. De momento, creo que las cosas van razonablemente bien, aunque queda mucho por hacer.

-¿Llegó a sentirse señalado?

-No. Lógicamente, tanto la consejera de Educación como yo tenemos un consejero, el de Hacienda, que viene a ser como nuestro contrapunto. Pero está haciendo una gran labor porque está claro que, si no cumplimos con el déficit, la situación es mucho peor porque nos intervienen y todo se vuelve más duro. Siempre hay un tira y afloja, como sucede en el resto de consejerías, que también quieren más presupuesto, pero entre Educación y Sanidad tenemos la mayor parte de los funcionarios y es donde hay más presión al no poder dejar de pagar las nóminas de los trabajadores. Pero nunca ha habido ninguna cuestión personal.

-¿Le quita algo el sueño?

-La falta de profesionales. Aragón tiene una de las tasas más altas de médicos del país y, junto a Castilla y León, son las únicas comunidades que se acercan a la tasa media de Europa. Y en Especializada mucho más. El problema es, por una parte, la dispersión, y, por otra, la concentración en Zaragoza de los dos grandes hospitales, lo que provoca duplicidad de servicios y concentración de profesionales. Y es muy difícil decirles que reduzcan sus plantillas. Por contra, en enfermería somos el cuarto país con la tasa más baja de personal, así que se necesita un cambio de mentalidad y acostumbrarse a que el profesional médico es un bien escaso y que hay que trabajar conjuntamente. Se trata de impulsar la consulta virtual en Primaria o de dar un mayor papel a la enfermería. Estamos acostumbrados a que el médico vaya a los pueblos dos veces a la semana para ver a quince enfermos y eso es difícil de mantener. Por otra parte, ser los primeros en celebrar la OPE será una ventaja no porque permitirá volver a profesionales que se fueron sino porque, al menos, no se los llevarán, como habría pasado si se hubiera convocado antes en Madrid o Cataluña.

-¿Qué medidas concretas se están preparando en este sentido?

-En Especializada, por ejemplo, estamos dando pasos, pero hay muchas trabas, ya le digo, para que los hospitales cuenten con unidades de referencia y coordinadas. Porque choca con los intereses de cada hospital. En Zaragoza está más de la mitad de la población de Aragón y debe dar servicio a toda la comunidad. Y estos servicios deben ser únicos. No digo que no haya profesionales en los dos hospitales, sino que se trata de trabajar de forma conjunta, con un solo protocolo y una sola filosofía. Sé que cuesta cambiar de mentalidad pero a ver si lo conseguimos. Ahora estamos acabando la unificación de Medicina Nuclear y Oncología Radioterápica. Causó inquietud, pero la realidad es que no se quitarán plazas y los profesionales seguirán en sus hospitales, pero con protocolos comunes y especializaciones concretas. Espero que pronto se ponga en marcha y que después se aplique a Neurocirugía y Cirugía Cardiaca. Insisto, no es cuestión de quitar nada a ningún hospital, sino de un razonable reparto de recursos y protocolos comunes.

-La lista de espera da síntomas de alivio....

-Las perspectivas son mejores, aunque admito que me está costando más de lo que esperaba. Uno de los problemas, por ejemplo, es la lista de espera para operaciones de columna. Prácticamente todas se hacen en Zaragoza pero es que hay tres focos principales diferentes, dos en el Servet y uno en el Clínico. Según donde acudas te someten a uno u otro protocolo, es decir, hay falta de coordinación porque cada uno está especializado en una cosa y eso no puede ser. Se precisa la unificación y un funcionamiento coordinado para dar respuesta a un problema muy numeroso. Otro escollo son las vacaciones de verano, ya que no hay actividad. No hay ni anetesistas ni traumatólogos para cubrir las vacaciones. Como todos los años, julio y agosto empeorarán esa buena cifra que teníamos, pero confío en que el próximo año la lista de espera sea razonable.

-¿La hospitalización a domicilio y la consulta virtual están funcionando como se esperaba?

-En cuanto a lo primero, la hospitalización a domicilio entendida como que profesionales de Medicina Interna de un hospital vayan a ver a enfermos a los que se ha dado de alta, requiere mucha inversión y es cara para no ver a un número elevado de enfermos al año. Otra cosa es que sean los médicos de Primaria los que vean a estos pacientes y enviarlos al hospital sin pasar por Urgencias en caso de ser necesario. Es este modelo el que se está intentando hacer y que está funcionando muy bien en Barbastro. Ahora se aplicará en Alcañiz y Teruel, pero en los más grandes es complicado porque hay más presión de camas y de Urgencias. En cuanto a la consulta virtual, en Calatayud está funcionando de forma extraordinaria y los médicos de Primaria están muy contentos, llegando a reducir hasta en un 80% las derivaciones al especialista. En Zaragoza se hará poco a poco en especialidades concretas. Además, el problema informático en Especializada pronto quedará solventado.

-Los ecógrafos llegan a la Atención Primaria. ¿Llegará algo más?

-Siempre he tenido claro que mejorar la Atención Primaria es esencial porque puede resolver hasta el 80% de las consultas y los problemas, pero se había creado un sistema muy rígido que, por ejemplo, impedía su acceso a pedir ciertas pruebas. Estamos intentando mejorar la cartera de servicios, no solo en ecografías, sino también en el control al tabaquismo, de hipertensión, del EPOC, del pie diabético....Se están ampliando estas consultas, si bien serán transversales, es decir, unos profesionales harán las ecografías a todos los pacientes de un centro y lo mismo con el resto de servicios.

-Con las obras en marcha de la unidad de salud mental del Servet y el traslado de las unidades del Clínico al Inocencio Jiménez, ¿cuál es el siguiente paso?

-Estamos esperando que se adjudiquen las obras del pabellón psiquiátrico que se hundió hace tres años. La salud mental es otra línea prioritaria, pero chocamos con la falta de presupuesto. Ahora confío en que el plan de salud mental acabe de aprobarse tras las vacaciones y faltaría que se nos autoricen más plazas para psicólogos, trabajadores sociales y otros profesionales de este campo, pero necesitamos el permiso de Hacienda.

-¿Le sorprendió el rechazo de la asociación para la defensa de la sanidad pública a la donación de Amancio Ortega?

-Hay posturas muy radicalizadas, como la que se ha quedado en este colectivo. Soy el primero que defiende lo público, pero de ahí a que tengamos que hacerlo todo nosotros...Las donaciones han existido siempre y su ayuda es una buena noticia. Teníamos destinados 30 millones a obras e inversiones en tecnología y que la fundación de Amancio Ortega nos haya dado 10 es un colchón para adelantar esta adquisición. Es un empujón muy importante y creo que la sociedad lo ha entendido así.

-¿Empezarán las obras del hospital de Teruel esta legislatura tal y como se comprometió?

-Tenemos ya el nuevo proyecto redactado y vamos a presentar a Hacienda nuestra propuesta de gasto plurianual para que nos digan si se puede afrontar o no. Insisto en que mi intención es que los trabajos empiecen esta legislatura, pero no depende de mí.