—¿Por qué se presenta a la reelección?

—Vuelvo a presentarme porque hay una serie de proyectos en marcha que necesitan crecer, como el consejo autonómico de colegios de médicos de Aragón. Tras varios años en el intento, hemos llegado a acuerdos con Huesca y Teruel para unificar la voz de los profesionales. Seguirán existiendo los tres colegios, pero la voz será la del consejo autonómico. Debatiremos nuestras necesidades y las plantearemos a la Administración. Además, hemos conseguido la unión de colegios sanitarios de Zaragoza, un sitio de encuentro para luchar por intereses comunes y debatir todos los conflictos en relaciones interprofesionales, como la prescripción enfermera, la receta electrónica o el papel de la farmacia en la medicina de hoy. También creamos la sociedad médica transpirenáica con sede en Toulouse y hay que darle vida. Y hemos recuperado estabilidad en gestión colegial y en las arcas de la institución sin haber subido las cuotas. Por todo eso decido intentar seguir.

-Hay quien reclama la bajada de esas cuotas….

-Se trata de dar el mejor servicio al colegiado. No propongo bajar cuotas, que son las mismas desde el 2007. Es de las más bajas de España. Hay que mantener las cuotas como hasta ahora y no puedo prometer lo que no voy a poder cumplir. También se nos critica que se cobre diez euros por los certificados colegiales, pero hay que subrayar que son documentos que apenas los pide ni el 10% de la colegiación porque pocos lo necesitan. Cobramos solo lo que nos cuesta. Hemos creado cátedras nuevas en la facultad y la consejería sabe que tenemos la mano tendida. Estamos presentes en el Foro de Pacientes y creo que el colegio está bien valorado por los colegiados. Ahora quiero revisar toda la base de datos colegial porque es necesario renovarla. Creo que cuatro años son pocos para dejar un colegio en una situación estable para que funcione antes de que entre gente nueva.

—¿Tiene planes en infraestructuras?

—Sí, hay un proyecto referido a las instalaciones. Las de paseo Ruiseñores tienen más de 50 años y ya no dispone de los parámetros de accesibilidad exigibles hoy en día en los edificios. Hay que hacer una reforma integral. Solo se usa el 30% del espacio colegial porque hay dos sótanos que no se emplean y podíamos tener una sola sede en lugar de tres como hasta ahora, algo que multiplica el gasto.

—Cuando accedió al cargo destacó el bajo estado anímico de los profesionales. ¿Cómo los ve ahora?

—No ha mejorado mucho por la propia situación de los profesionales. Tienen la sensación de que desde el colegio nos movemos y estamos pendientes de todos los temas que interesan a los profesionales, sea un colectivo grande o pequeño.

—¿Se arrepiente de algo o tiene algo pendiente?

—Siempre hay cosas que no salen bien. Tengo la espina clavada de que no veo que la situación de la Atención Primaria progrese. Se le ha hecho poco caso y es difícil motivar a un colectivo que se siente muy abandonado, con una presión asistencial alta y sin sustituciones. Hemos intentado mover cosas, pero hemos sido incapaces de mover a colectivos y a la administración. Hay muros difíciles de derribar.

-Usted misma denunció que eran el patito feo de la sanidad aragonesa.

-Sí, por eso que le digo y también por problemas con la lista de espera. La respuesta de los profesionales siempre ha sido buena, manteniendo el nivel y sin alboroto. A veces, por eso, te sientes impotente.

—¿Qué es lo que más le preocupa?

—El problema más grave es la planificación. No hay suficientes especialistas no de Primaria, sino también del resto. Es un mal importante y más en una comunidad como esta, con núcleos pequeños y difíciles de cubrir. Hay que buscar soluciones y disponer de movilidad de plantillas. Se debe inventar métodos para que eso sea así.