Las nueve oenegés ecologistas que forman parte del programa Antídoto criticaron la desaparición de la unidad canina antiveneno del Gobierno de Aragón, desactivada por la DGA tras cinco años de vigencia. Las organizaciones han solicitado una reunión con el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad de la DGA, Joaquín Olona, para hacerle ver la importancia de mantener la unidad y buscar vías para ello.

Los ecologistas la consideran «un elemento clave» en la prevención del uso de cebos envenenados, particularmente para las aves. Según recordaron, el uso de este tipo de malas artes es «una de las principales causas de mortalidad de las rapaces de la región, algunas de ellas tan amenazadas como el quebrantahuesos, el águila-azor, el milano real o el alimoche común». Un problema agravado por la falta de sanciones, incluso administrativas, que el trabajo de estos perros especialistas y sus guías estaba contribuyendo a resolver.

Aragón contabilizó, entre 1992 y el 2013 460 episodios de envenenamiento de animales, el 5% de los registrados en España, recodaron las entidades, siendo una zona clave para la supervivencia de especiales amenazadas.

Este fue el motivo por el que se puso en marcha la unidad, que la DGA decidió desmantelar al no considerarla «satisfactoria». Algo que se descubrió hace un mes, casualmente, al requerirla el Ayuntamiento de Utebo por un caso de envenenamiento de gorriones y comunicarles la DGA que ya no estaba en funcionamiento.