El cliché atribuye a los franquistas un tosco y castrense estilo de ser, únicamente ése, un retrato plano, sin perfiles, de manera que los militares que rodearon a Franco en el Alzamiento no aparentaran luces, sólo un equivocado amor a la patria. Pero en El color del silencio, Elia Barceló construye un personaje, Gregorio Guerrero, discípulo en la Academia Militar de Zaragoza de quien sería luego Caudillo, que viene a contradecir o ampliar dicho corsé. Guerrero, un militar de vocación, duro de cuerpo y firme de mente será, sin embargo, capaz de construir una familia liberal e interesante, cuyos miembros, hijos, nietos, estudiarán fuera de la España franquista, se harán filósofos, artistas, vivirán el flower power o emigrarán a la lejana Australia.

He coincidido algunas veces con Elia Barceló, aprecio su talento, su ingenio, pero no le había leído nada parecido a esta novela global, coral, de saga, con melodrama, intriga y tragedia, una de esas novelas totales donde los personajes quedan reflejados en su evolución temporal, desde la infancia hasta la vejez, o hasta la muerte, dejando ante nuestra vista, al concluir la lectura, un tronco argumental y numerosas ramas con brotes verdes de otros caracteres secundarios que tal vez un día, de la mano de la autora, regresen a nuestras vidas.

En la familia de Gregorio Guerrero destaca una de sus hijas, Helena. Pintora. Rebelde. Hosca. Inteligente. La trama se basará en parte en ella, en su regreso a España, con el propósito de presentarnos a la tercera y cuarta generación de Guerreros y de, poco a poco, ir sembrando dudas sobre la muerte de su hermana Alicia, asesinada en Rabat cerca de cuarenta años atrás, sin que su asaltante, que la violó antes de inyectarle una dosis mortal de heroína, fuese detenido en su momento. Esa referencia a un cold crime despertará la curiosidad del lector en otra vía nada secundaria, pues finalmente la investigación reabierta gracias a la aparición de viejas cartas familiares arrojará luz sobre acontecimientos pretéritos.

Una novela rica en escenarios, que transcurre en buena parte en el Marruecos de los años cuarenta y cincuenta, con sus espías e intereses políticos. Pero un trabajo, sobre todo, bien resuelto en su ambición general, la de proporcionarnos una historia fascinante y compleja sobre los sentimientos básicos: el amor, la venganza, la lealtad y la traición.