Los contenedores de recogida de aceite en Zaragoza han pasado de recoger en 2016 un total de 97.666 litros a 172.339 en 2017, lo que supone un incremento del 76,51 por ciento.

Los puntos de recogida de este residuo son tres: puntos limpios fijos, puntos limpios móviles y contenedores (211 en los distritos urbanos y 12 en los distritos rurales), en los que se ha recogido en 2017 un total de 196.690 frente a los 143.991 del año anterior, explica el Ayuntamiento en una nota informativa.

El consejero de Servicios Públicos, Alberto Cubero, ha visitado este jueves la nave de Recikla, empresa de inserción encargada de recoger y transformar el aceite doméstico usado.

La distribución y evolución del uso indica que se ha incrementado notablemente la recogida en contenedores, superando incluso el descenso que su generalización ha supuesto en los puntos limpios.

"Los datos demuestran que ha sido un acierto la generalización de la presencia de contenedores en todos los barrios, cumpliendo así una doble función: mejora en la gestión medioambiental de los residuos y creación de empleo para las personas que más lo necesitan", ha explicado Cubero.

Una persona genera al año alrededor de 10 litros de aceite vegetal usado que, si se arroja a la red de alcantarillado, tendría la capacidad de contaminar 10.000 litros de agua.

Se calcula que los alrededor de 700.000 habitantes de Zaragoza generan unos 7.000.000 litros de aceite usado, de los cuales se arrojan por el desagüe aproximadamente la tercera parte, 2.100.000 litros separables, con capacidad para contaminar 21 hectómetros de agua.

Evitar que el aceite acabe en las tuberías supone un ahorro en la gestión de las depuradoras, puesto que se calcula que depurar cada litro de aceite vertido a la red de alcantarillado tiene un coste de 2,45 euros.

En este sentido, no separar al menos tres litros por persona supone un coste anual para la ciudad de 5.137.488 euros.

Su destino principal es la fabricación de combustible (biodiésel) y, en menor medida, la ecogeneración eléctrica y la fabricación de barnices.

El beneficio social que se desprende de esta iniciativa, para la que la empresa ha realizado una inversión de más de 200.000 euros, ha sido la contratación de tres nuevos trabajadores con discapacidad, que se han sumado a la plantilla de Recikla, que ya cuenta con 21 puestos de trabajo de inserción (17 con discapacidad intelectual y 4 con discapacidad física/sensorial), en una plantilla global de 30 personas, con monitores de apoyo y conductores.