—Acaban de participar en el hallazgo de una de las moléculas más esperanzadoras para hacer frente al párkinson. ¿Cómo están los ánimos por el instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI)?

—Nos sentimos muy satisfechos, la verdad. Hemos invertido mucho esfuerzo en ello, así como en otras investigaciones, y conseguir resultados es un orgullo. Concretamente, en esta investigación hemos conseguido una molécula prometedora de forma muy rápida. Nos sentimos muy contentos de que las cosas salgan, principalmente porque nuestro afán por conocer al final tiene utilidad práctica. Para este trabajo hemos invertido técnicas que en Zaragoza ya usamos desde hace diez años.

—¿Es pronto para decir que el párkinson tiene cura?

—Sí, estamos en una parte inicial. Se ha descubierto un compuesto interesante, una molécula prometedora, que en modelos sencillos hace cosas necesarias que puedan servir para luchar contra el párkinson. Evita que se produzcan agregados de las proteínas que causan la enfermedad, es decir, las inhiben. El paso más avanzado ahora es que se ha utilizado para evitar que unos gusanos que desarrollan la enfermedad no la desarrollen. Hay que hacer más ensayos, en animales más complejo, y si todo va bien pasar a la fase de personas.

—En cualquier caso, la prevención de la enfermedad está un poco más cerca.

—Sí, la molécula es, en estos momentos, de lo más prometedor que hay. Ha sido un proceso eficaz y sencillo, no hay otra cosa en el mundo ahora mismo que haga lo que hace este compuesto.

—¿No hay estimación de cuándo podrían llegar los estudios en humanos?

—Los científicos nunca sabemos cuándo vamos a tener éxito. Si todo fuera maravillosamente bien, en dos o tres años se podría ver si es adecuado en personas. No disponer de una solución, sino saber si podemos pasar a otra fase de estudio. Siempre puede surgir algún inconveniente, es algo a lo que se está expuesto en este tipo de investigaciones. La última fase se afrontará cuando la eficacia sea fiable y la falta de complejidad lo haga posible.

-Que sea un tema de salud y una enfermedad tan conocida como el párkinson les acerca más a la sociedad.

—A la ciudadanía le cuesta entender la ciencia, pero una de las cosas que más satisfacción da a un investigador es conseguir algo que tiene importancia para la salud. La obligación de los científicos es proponer el conocimiento, a veces no sabemos para qué, pero otras damos opción a desarrollar oportunidades de investigación concretas, como por ejemplo esta. Como científico y como ciudadano me siento muy satisfecho.

Desde el BIFI han puesto a Aragón en el mapa con este hallazgo, publicado en una revista internacional.

—Bueno, lo cierto es que la técnica de cribado que se ha utilizado ya se venía utilizando en Ciencias, en Medicina... Es conocida. En cualquier caso, es un orgullo para todos. Este grupo en concreto somos 6 personas, pero trabajamos con muchos grupos unidos. Hemos aprendido de muchas personas, que nos han ayudado de forma puntual y sin ellas no podríamos haberlo conseguido.