Solo un 2,9% de los zaragozanos habla alguna de las lenguas propias de Aragón, el aragonés y el catalán. Los que lo entienden son más, aunque tan solo representan un 5,5% de los censados. Estas cifras arrojan una conclusión clara: que las lenguas, patrimonio cultural y local, se están perdiendo. Y entre los principales motivos destaca el cambio generacional.

Los datos se extraen del estudio elaborado por la Oficina de la Lengua Aragonesa y redactado, únicamente, en aragonés. Con una muestra de 137.636 personas residentes en Aragón (un 12% del total de población) de las que 53.062 viven en Zaragoza, advierte de que los jóvenes son los que menos conocen el aragonés, por lo que corre el riesgo de extinguirse con los años.

El estudio divide a la comunidad en varias zonas sociolingüísticas con mayor o menor uso de las lenguas propias, aunque se centra en Zaragoza. La franja concentra el mayor número de catalano parlantes y el Alto Aragón de usuarios del aragonés. Según el informe, tan solo un 1,1% de los zaragozanos (7.184) habla aragonés, un 2% (14.967) lo entiende, un 1,4% lo lee (9.708) y solo un 0,8% lo escribe (5.498). En el caso del catalán los porcentajes son un poco más elevados, aunque igualmente irrisorios. Un 1,8% (12.291) lo habla, un 3,3% lo entiende (22.142), un 2,3% lo lee (15.319) y solo un 1% lo escribe (6.502).

La mayoría de los que lo entienden y hablan lo hacen porque han crecido en hogares en los que se utilizaba alguna de las dos lenguas. Prácticamente la mitad de los que saben habla aragonés tiene entre 26 y 45 años. Todo lo contrario de lo que sucede entre los menores de 25 años y, sobre todo, entre los niños de menos de 16, para quienes este idioma es, directamente, un completo desconocido.

Según el estudio, el 65,7% de los zaragozanos que habla aragonés ha nacido en la comunidad, principalmente en la provincia de Zaragoza. Casi la mitad (un 48%) de aquellos que dicen que hablan aragonés lo utiliza en sus conversaciones cotidianas, mientras que un 38,1% lo hace solo en ocasiones. El ámbito familiar es el más utilizado, ya que tan solo un 11% lo hace en los centros de enseñanza y un 18,6% en el trabajo. Es decir, el uso de las lenguas propias se reduce al ámbito privado, sobre todo en Zaragoza capital, porque en zonas rurales es más frecuente que también se use en el ámbito laboral.

Ante estos datos, el informe incluye la necesidad de que las instituciones públicas se impliquen para que no se pierdan.