«Disrupción: Rotura o interrupción brusca». El diccionario de la Real Academia Española define así esta palabra. El adjetivo derivado, disruptivo, es el apellido de aquellas tecnologías que están cambiando por completo los modelos vigentes y dibujan el futuro. Entre ellas destaca el blockchain o, traducido, cadena de bloques, un sistema descentralizado de datos que, entre otras ventajas, suprime la necesidad de intermediarios, ofrece mayor seguridad y aumenta la transparencia. Ante esta tesitura, el Gobierno de Aragón se ha convertido en una institución pionera al adoptarlo para la licitación pública.

«En España, en Europa y en el mundo se puede decir que somos pioneros», afirma el director general de Contratación y Patrimonio del Ejecutivo autonómico, Miguel Ángel Bernal. Una apuesta por el uso de la cadena de bloques, tecnología que utilizan en sus transacciones criptomonedas como el Bitcoin y que en el sector privado sí que comienza a implementarse. Sin embargo, los casos de uso del blockchain en la contratación administrativa todavía son escasos. «Hemos conseguido posicionarnos como referente en un ámbito que no es nada fácil», recalca.

En el caso del Gobierno de Aragón, esta tecnología se implantará este mismo año en dos casos distintos: el registro de las ofertas de los contratistas, que estará operativo antes de finalizar el cuatrimestre, y la puesta en marcha de los contratos inteligentes, que llegará seguramente a mitad de año.

Para Bernal, su uso aportará tres elementos de valor. El primero, la transparencia. «Al ser una tecnología que opera de manera distribuida, descentralizada, la información ya no está en un único punto, sino que está en muchos y no todos ellos controlados por la administración», señala. Así, detalla acerca del registro digital de las ofertas cambia el modelo actual, en el que los contratistas deben acudir al registro general del Gobierno, «de manera que hay un punto central que es el que decide si una oferta está presentada en plazo o no».

Ahora, «no es un punto centralizado, sino que son muchos nodos, muchas máquinas, las que tienen constancia de cuándo una oferta ha sido presentada, porque al registro de la blockchain va asociado un sello temporal, de forma que hay muchas personas que pueden dar fe de que una oferta se ha presentado en plazo o no, ya no es solamente lo que dice la administración acerca de la admisión de una oferta», apostilla.

El segundo valor que observa el director general, derivado del contrato inteligente, es el de la eficiencia. «Permite automatizar un determinado trámite del proceso de contratación, como es el de la valoración de las ofertas». Actualmente esta la hace un órgano colegiado compuesto por cinco personas que se reúnen varias veces en un mismo punto físico para evaluar aspectos como el precio o los plazos de ejecución respecto a la fórmula prevista en los pliegos. «Creemos que se puede automatizar muchos de esos procesos sustituyendo la valoración que hacen los miembros de las llamada mesas de contratación por un proceso automático».

Por último, Bernal observa una mejora económica nada despreciable», con un coste del registro de cada oferta de 10 céntimos más IVA. «Si comparamos esa magnitud con lo que cuestan otros sistemas de licitación electrónica o con lo que nos cuesta mantener abierto un registro administrativo para que la gente pueda traernos sus ofertas, hay una ganancia importante”, destaca.