Se acerca un nuevo 8 de marzo, una fecha que cuenta con una trayectoria centenaria de lucha de mujeres de todos los rincones del mundo y del movimiento feminista en el último siglo. Fue la en 1910 de Clara Zetkin, la que supuso el comienzo de una reivindicación feminista que cada año va ganando más fuerza.

También se cuenta que «el 8 de marzo de 1908, un grupo de mujeres se reunieron en la fábrica textil Cotton de Nueva York para declararse en huelga. El dueño las encerró con llave y prendió fuego al edificio: murieron 129 mujeres. Las telas que fabricaban eran de color violeta, por eso desde entonces este color se convirtió en un símbolo de la lucha de la mujer por sus derechos».

El año pasado el feminismo hizo historia, sin lugar a dudas. Desarrolló una huelga histórica que se visualizó en las calles, defendiendo el trabajo que desempeñan las mujeres en la sociedad y denunciando los obstáculos a los que se enfrentan, día a día.

EN EL PLANO laboral, denunciamos la brecha salarial que impide que una mujer cobre el mismo salario que un hombre por un trabajo de igual valor, la falta de corresponsabilidad en los hogares que nos carga de estrés, la discriminación de los trabajos que algunos denominan «feminizados», la imposibilidad existente en la promoción profesional de las mujeres, la infrautilización por parte de los hombres de los permisos de paternidad, en la violencia machista que cada año sesga la vida de muchas mujeres inocentes... la lista podría ser interminable.

Nuestra posición sindical se basa en los principios de justicia, libertad, igualdad y solidaridad. Apostamos por devolver a la negociación colectiva, el protagonismo que le arrebató la reforma laboral del Partido Popular. Nuestra herramienta clave para detectar y corregir las desigualdades en el seno de las empresas aragonesas, es negociar e implantar los planes de igualdad.

DEBEMOS ERRADICAR la brecha salarial que ha alcanzado un porcentaje desorbitado. Debemos erradicar ese suelo pegajoso que clasifica, encasilla y cronifica la situación laboral de las mujeres.

Es un reto ineludible de la dignificación del trabajo del hogar y de los cuidados, y la aplicación del convenio 189 de la OIT.

Entendemos que existe una intersección de problemas de clase, género, etnia o edad. Pero nuestra acción se ancla en lo material, en lo socioeconómico.

CREEMOS QUE es clave la autonomía personal y económica que proporciona un empleo de calidad, la protección social y los servicios públicos dignos. Todos estos factores son indispensables para el empoderamiento de las mujeres, y su autonomía personal y colectiva.

Por eso trabajamos día a día, pero sabemos que hay mucho más. Nuestra lucha contra las desigualdades y la discriminación es desde lo concreto, desde la realidad. Queremos una educación laica, inclusiva e igualitaria, defendemos la dignificación laboral de las tareas y sectores, corresponsabilidad.

Dentro del malogrado mercado de trabajo, las mujeres de CCOO combatimos la precariedad, y la desigualdad y discriminación de las mujeres, queremos muchas cosas, entre ellas: queremos políticas de empleo con perspectiva de género, acabar con la segregación ocupacional y laboral, una renta mínima garantizada para las mujeres que peor lo están pasando en este periodo «post-crisis», igualdad retributiva, etc… y por supuesto, combatimos las violencias machistas contra las mujeres.

NO ENTENDEMOS que algunos grupos políticos quieran retroceder a décadas pasadas y nieguen los objetivos que tanto nos cuesta pelear. ¿Quién puede denominar a la violencia machista como intrafamiliar? ¿Qué político puede explicar a una mujer qué es un embarazo?

Nuestra posición sindical es de suma, sumar con el movimiento feminista para que éste 8 de marzo sea, que lo será, una jornada de movilización masiva, y reivindicativa. No entendemos que sea ni excluyente ni exclusivo, todo suma, queremos contribuir a que la movilización de la huelga feminista sea un éxito.

No habrá calle para tantas mujeres y en cada rincón, podrá escucharse el deseo de cambiar las cosas.