El macrocomplejo agroalimentario que el grupo Guissona (Bon Àrea) va a construir en Épila echa hoy a andar. El primer paso será la explanación del terreno, unos trabajos que se prolongarán diez meses y que cada día generarán 250 desplazamientos de camiones. El objetivo de la compañía catalana es que el centro logístico, el primer edificio que se levantará en la plataforma agroindustrial, esté operativo en el 2021 para centralizar la expansión de las tiendas Bon Àrea por todo el corredor del Ebro, el norte y el centro del país.

«Queremos empezarlo a construir en el 2020 para que un año después ya podamos empezar a distribuir desde allí los productos que elaboramos en nuestra planta de Lérida», explicaron fuentes de la empresa. Para que la firma comience a producir en Épila aún habrá que esperar. De hecho, el grupo estima que la treintena de instalaciones que hay previstas en el complejo no funcionarán a pleno rendimiento hasta 2026 o 2027. Será entonces cuando la plataforma genere hasta 4.000 empleos.

A los trabajos de explanación del terreno, casi 170 hectáreas de campos de labranza situados junto a la autovía de Madrid, se destinarán 20 millones de euros. La firma estima que a partir de hoy trabajen entre 12 y 14 camiones que cada día realizarán unos 250 desplazamientos. La firma prevé retirar unos 450.000 metros cúbicos de tierra que trasladará a una finca de su propiedad, situada a unos diez kilómetros entre Épila y Salillas de Jalón. De ahí extraerá la misma cantidad de tierra pero de mayor calidad (zahorra) para el complejo. Esta finca de 260 hectáreas fue adquirida por el grupo hace más de diez años y está dedicada a la agricultura.

Todo este movimiento de tierra es clave para poder suavizar el desnivel que habrá entre una punta y otra de la futura plataforma agroalimentaria, que se extenderá a lo largo de más de tres kilómetros en paralelo a la carretera de acceso a Épila.

La inversión total del proyecto alcanzará los 400 millones de euros (las arcas autonómicas aportarán 23,5). Solo a la urbanización de las 170 hectáreas que ocupará el complejo, la compañía destinará casi 50 millones de euros. Además invertirá 142 millones en edificar encima 55 hectáreas. El trabajo será ingente porque construirá un total de 31 naves industriales y logísticas dedicadas a distintas actividades (mataderos, planta de elaborados, almacenes...).

GALERÍAS SUBTERRÁNEAS

Para garantizar una mayor eficiencia y dotar de cohesión al complejo alimentario, las parcelas estarán conectadas por galerías subterráneas. De este modo, se agilizará la logística de recepción y expedición de productos en las distintas naves y los almacenes de distribución.

Han pasado dos años desde que se firmó el convenio entre la DGA, el Ayuntamiento de Épila y la empresa. El pasado martes, el Consejo de Gobierno aprobó de forma definitiva el Plan de Interés General Autonómico (PIGA) que ordena las 242 hectáreas sobre las que se actuará.