Cinco establecimientos regentados por personas de origen marroquí se han adherido este lunes a través del Consulado de este país al Código Aragonés de Buenas Prácticas frente al desperdicio alimentario, que busca sobre todo sensibilizar en pro de un consumo más responsable.

Así lo han ratificado las tres patas de este código -Gobierno de Aragón, Consulado del Reino de Marruecos y la fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes)- de la mano de la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto; la cónsul general para Tarragona, Lleida y Aragón, Saloua Bichri; y el director de Ecodes, Víctor Viñuales.

Además, como manera de mejorar la relación entre Aragón y Marruecos, llega esta colaboración, ya que la normalización y la inclusión debe concretarse en diferentes asuntos de carácter educativo, cultural o deportivo, ha indicado Broto.

Dado que en el momento de la elaboración de este código una de las personas intervinientes tenía relación con Marruecos, mediante esta colaboración se han sumado empresas regentadas por ciudadanos de este país, lo que tiene "un gran significado".

Broto ha destacado también que entre 2015 y 2017 los desperdicios de los hogares aragoneses descendieron de los 165 a los 147 kilos anuales por persona, un 11 por ciento menos.

Tras la firma del código, se han entregado sendos diplomas a los propietarios de estos cinco establecimientos, que han obsequiado a los asistentes con varias bandejas de dulces marroquíes pese a que ellos están en pleno Ramadán, por lo que la consejera ha alabado la hospitalidad y el respeto a las costumbres españolas.

La cónsul, por su parte, ha señalado que, aunque parezca simbólico, esta colaboración tiene un gran significado para el futuro "de nuestras sociedades y del planeta".

Ha instado a poner el foco en la lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo, en la diferencia entre ricos y pobres o entre países desarrollados y subdesarrollados.

La Agenda 2030, en sus palabras, debe ser "transformadora" y debe ir acompañada de importantes decisiones políticas, pero nada de ello será posible si no se hace "desde abajo hacia arriba" y se conciencia sobre el consumo sostenible.

"El mundo no puede conformarse", ha dicho en referencia a la desigualdad, las migraciones forzadas, el calentamiento global o las guerras.

Para la cónsul, este código "debería formar parte del sentido común", aunque lamentablemente los estudios apuntan a que una tercera parte de la producción mundial de alimentos acaba en la basura.

A todo ello, el director de Ecodes, Víctor Viñuales, ha añadido que reducir los desperdicios alimentarios es de "extraordinaria relevancia" para combatir el cambio climático, ya que la comida que se pudre en los vertederos emite metano a la atmósfera, lo que supone el 8 por ciento de los gases de efecto invernadero -la tercera causa-.