A bote pronto cuesta comprender que en la fiesta del Partido Popular en Aragón se respirara esta noche semejante euforia si tanto en las municipales del Ayuntamiento de Zaragoza como en las autonómicas han sufrido un fuerte retroceso. Pero la famosa geometría variable es así. Los perdedores se pueden sentir ganadores y viceversa (que se lo pregunten a Luisa Fernanda Rudi hace cuatro años).

Tras los resultados de este 26-M la confianza de Jorge Azcón y Luis María Beamonte en sus opciones es ilimitada. Por lo visto, ambos pretenden olvidarse del famoso mantra que gobierne la lista más votada, en otro tiempo lema de primera magnitud en el PP, a la hora de "comenzar los contactos" con otras fuerzas políticas. Ahora "los pactos de perdedores" al parecer sí están bien vistos en los populares.

En el caso del consistorio zaragozano, Azcón ya se siente alcalde. Lo mismo este lunes se confunde y al llegar al ayuntamiento se va directo al despacho que va abandonar Pedro Santisteve (la Zaragoza del cambio ya es historia). En la capital aragonesa la victoria incontestable ha sido para la socialista Pilar Alegría (el PSOE municipal ha pasado de 6 a 10 concejales), pero los populares tienen otros planes: sumar todos los votos que ellos llaman de "centro derecha" (estando Vox en el ajo, a esta expresión habría que ponerle algunos matices, como poco) y desbancar a los socialistas y sus posibles acuerdos con Podemos y ZeC. La izquierda sumaría 15. PP+Ciudadanos+Vox llegarían a 16. Por cierto, más allá de estas cuentas tan sencillas, cuesta digerir que CHA y especialmente Carmelo Asensio (un representante público de manual) se queden fuera del pleno municipal de Zaragoza y que a la vez Vox entre en el mismo con dos concejales.

En las Cortes de Aragón pasaría algo similar. Beamonte, algo más prudente que Azcón pero extraordinariamente optimista, no oculta que tiene idea de hacer cábalas para convertirse en el nuevo presidente de Aragón: PP (16 diputados) + Ciudadanos (12) + PAR (3) + Vox (3) = 34. Es decir, mayoría absoluta. El otro hipotético bloque conformado por PSOE (24) + Podemos (5) + CHA (3) + IU (1) sumaría 33. Solo uno menos. El PSOE aragonés ha logrado un gran resultado pero no tiene nada garantizado. Obsérvese que lo de diseñar un cordón sanitario o de seguridad en torno a Vox en el Aragón democrático no se contempla, y que en el PP se da por hecho la alianza con los ultras cuando de la calculadora se trata. Pasó en Andalucía y puede pasar en cualquier sitio.

En este apartado, el de Vox, es donde por lo visto Javier Lambán ha puesto sus esperanzas para no tener problemas en reeditar su cargo, ya que en el fondo no cree que el PAR se siente a comer en la misma mesa que la ultraderecha.

Eso sí, la geometría variable no se queda ahí. A un escenario conformado por los bloques izquierda/derecha habría que añadir otras opciones, como por ejemplo un posible pacto PSOE-Ciudadanos con repercusiones en muchas más instituciones. Y es que al final, tras el batacazo de Podemos, son los naranjas los que tienen la llave del Pignatelli. Tanto, que por un momento en la noche electoral ha parecido que el propio Daniel Pérez Calvo, candidato a Cs a la DGA, pretende aspirar también a la presidencia de Aragón. Los naranjas tienen 12 diputados, la mitad que el PSOE y cuatro menos que el PP, pero en palabras del propio Pérez Calvo se sienten "legitimados para todo". Queda esperar a qué se refiere con ese "todo".

Lambán ha ganado y puede perder. Beamonte ha perdido y puede ganar. Pérez Calvo ha quedado en medio pero se cree el auténtico campeón. Y cada uno de ellos se han ido a la cama con el convencimiento de que merece ser el presidente de Aragón.