Rubén P. M., el joven zaragozano que permanece en prisión provisional después de que su cuñado hallara una carta manuscrita en la que confesaba el asesinato de su expareja, se sentó en el banquillo del juzgado especializado en violencia de género por amenazar y vejar a su actual pareja sentimental, que se encuentra embarazada de ocho meses.

Ante la magistrada del Penal número 8 de la capital aragonesa, negó una acusación por la que afronta nueve meses de cárcel por las amenazas y 15 días de localización permanente por vejaciones. Lo hizo durante una vista oral tensa en la que el encausado llegó a ser amonestado por la jueza por echarse a reir durante la declaración de la denunciante y madre de su futura hija.

El encausado insistió en que la acusación es mentira y fruto de los problemas mentales de su esposa. Su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, añadió en su alegato de defensa que es un delito de clandestinidad y que no hay pruebas para condenar a este joven.

Por contra, ella relató unos hechos ocurridos un 13 de mayo a las 21.30 horas en el domicilio familiar. Discutieron después de que la mujer hubiera dejado su teléfono móvil a la hija de 7 años que tiene con su expareja. En ese momento comenzaron los gritos. «Me dijo que estaba harto de que siempre estuviera buscando bronca», señaló.

Ante ello, la mujer decidió recoger su ropa para marcharse de casa y el encausado, según ella, le espetó: «A ver si tienes cojones de salir por la puerta...». La mujer se marchó, fue a un centro médico y regresó cuando Rubén P. M. no estaba en casa. Sin embargo, a las 3.30 horas del día siguiente, el encausado habría regresado al domicilio y, tras abrir la puerta le dijo «que le iba a arruinar la vida».

PROPIEDAD

Explicó la denunciante que también le dijo: «Si no eres mía, no serás de nadie, te voy a quitar a tu hija, te echaré a mis abogados encima y a la trabajadora social para que te quiten las ayudas y no puedas mantenerla». Ante ello, la mujer salió al balcón y llamó a su hermana y su cuñado, mientras el enjuiciado profería expresiones tales como «hija de puta» o «yo tengo madre, pero la tuya está muerta». La denunciante también explicó que le «escupió» y que en ese momento decidió llamar al Cuerpo Nacional de Policía que la trasladó al hospital.

Mientras espera la sentencia por este juicio, Rubén P. M. permanece en el centro penitenciario de Zuera. La titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Zaragoza quiere certificar la autoría de las cartas en las que supuestamente confesaba el asesinato de su exmujer y se despedía de su hija.

«La voy a matar con un cuchillo en el portal de su casa, por todo lo que ha hecho a mí y a toda mi gente», asevera la misiva dirigida a la Policía en la que resalta que deja «esto por escrito para que no busquen al asesino, soy yo, llamarme al siguiente teléfono y me entregaré por asesinato». Él mantiene que esa letra y firma no es suya.