La DGA eludirá realizar un estudio de impacto ambiental convencional para la proyectada ampliación de la estación de esquí de Formigal en el sector Alto de Izas y su conexión con Anayet. El director del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga), Jesús Lobera, firmó una resolución el pasado mes de mayo, publicada ayer en el BOA, que descarta la necesidad de este trámite al considerar, en suma, que el proyecto se parece mucho al inicial del 2003, que sí contó con declaración de impacto ambiental favorable, y que se adoptarán medidas de control y restauración en la zona.

Una decisión para Francisco Iturbe, de Ecologistas en Acción, es «surrealista» desde varios ángulos. Por recuperar megaproyectos ya superados teóricamente pero sobre todo por soslayar las recomendaciones que otros organismos del Gobierno de Aragón, como la dirección general de Cultura y Patrimonio, realizaban.

En el expediente publicado ayer en el BOA figura cómo, después de haberse publicado el documento de impacto ambiental del nuevo proyecto en febrero, durante el periodo de alegaciones, las aportaron el Ayuntamiento de Sallent de Gállego, la citada dirección general, también la de Ordenación del Territorio y la organización Seo-Birdlife. Solo el consistorio dio el visto bueno.

Así, Cultura y Patrimonio hizo hincapié en que en la zona hay abundantes yacimientos prehistóricos, algunos descubiertos y otros no, lo que hace imprescindible hacer prospecciones, y remarcaba que debería realizarse un estudio de impacto ambiental para el proyecto.

AVES

Ordenación del Territorio no lo pedía específicamente, pero hacía todavía más salvedades. Recordaba que la zona pertenece a la reserva de Ordesa-Viñamala, que está afectada por el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) de Anayet-Panticosa, que se ubica en una zona de recuperación del quebrantahuesos (en peligro de extinción) y que en ella hay riesgo de aludes. Por todo ello instaba a una «reflexión». y a respetar la Estrategia Aragonesa de Cambio Climático 2030. Seo-Birdlife también incidía en las afecciones a las aves y la cercanía de áreas protegidas.

El propio análisis del proyecto recoge impactos «medios» en los suelos e hidrología, en la vegetación y el hábitat y para el quebrantahuesos, así como en el paisaje y en los recursos hídricos.

Sin embargo, acaba por desestimar la necesidad de un estudio de impacto ambiental convencional, porque el proyecto es menos lesivo que el del 2003, que ya lo pasó (hace 16 años), las afecciones serán «minimizadas» por medidas correctoras o de restauración (un experto en ecología en las obras, prospecciones arqueológicas, protección para la flora, etc.) y el quebrantahuesos anida a 4 kilómetros.

Ecologistas en Acción estudiará recurrir la decisión, porque entiende que el estudio del 2003 está caducado y es necesario otro. Además el trámite simplificado, aunque legal, debería ser algo excepcional, entienden.