El día 5 de enero marcó un antes y un después en la delincuencia llevada a cabo en Zaragoza. Una persona denunciaba ante la Policía Nacional que había sido víctima de un robo con violencia en el que había quedado inconsciente sobre el suelo. Había sufrido un robo mediante la técnica de estrangulación conocida como mata león. Saltaron las alarmas policiales y desde ese momento esta práctica se ha extendido hasta el punto de que ya supone el 10% de los casos de robos con violencia ocurridos en la capital aragonesa.

Quienes tratan de acabar con este problema de seguridad ciudadana es el Grupo de Robos con Violencia e Intimidación que creó con diligencia la Jefatura Superior de Policía de Aragón el pasado mes de febrero. Al frente del mismo está el inspector jefe Alberto Modrego, quien analiza, junto a su equipo, una media de doce denuncias ocurridas de lunes a viernes, y otras doce solo el fin de semana. El aumento de este tipo de asaltos con respecto al pasado año es de nada menos que de un 48,9%, según los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior hasta el mes de junio.

Una cifra que ya se ha quedado obsoleta, puesto que en agosto ha habido un repunte del mata león, ya que se han denunciado 15 hechos de este tipo en dicho mes (24 desde enero). Desde que este grupo policial lleva en activo han detenido ya a un centenar de personas. Pero, ¿qué perfil tienen los autores de estos robos? El inspector jefe Modrego señala que las personas que han arrestado por robar con la técnica del mata león son personas jóvenes, de entre 20 y 30 años, extranjero -siendo el 80% de origen magrebí- y que ha tenido antecedentes policiales cuando era menores y que durante la edad adulta no tienen otra forma de vida. Actúan siempre en grupos de dos o tres personas y, especialmente, de madrugada.

El objetivo es, en la mayoría de ocasiones, hombres jóvenes y, a ser posible, que estén bajo los efectos del alcohol de cara a evitar episodios de resistencia. Es por ello que sus zonas de actuación son siempre los alrededores de los bares y discotecas.

«Hacen vigilancia a la salida de estos lugares, les siguen y en calles angostas les abordan y les roban, todo en menos de dos minutos», señala el inspector Modrego, quien destaca que en las mujeres es menos frecuente porque suelen ir en grupo. El objetivo es siempre el teléfono móvil y la cartera por si llevan algo de dinero tras una noche de diversión. Desde el Grupo de Robos con Violencia e Intimidación admiten lo complicado que es, pero no imposible, resolver este tipo de ataques. Principalmente porque los denunciantes señalan que no han podido verles la cara a sus agresores o porque han perdido la conciencia. Sin embargo, siempre hay un testigo, así como cámaras de videovigilancia de edificios, comercios y bancos que acaban señalando a esos sospechosos. Muchos de ellos son reincidentes y están fichados.

El inspector jefe Modrego asevera que la detención de los autores del mata león y el envío a prisión «provoca tal efecto de preocupación entre los delincuentes que durante varios días estas situaciones no ocurren». Es por ello que solicita a los jueces que «tengan conciencia» y que cuestiones como la alarma social se tengan en cuenta para el ingreso en prisión provisional de los autores.

Más allá del mata león, los agentes se enfrentan a otros tipos de robos con violencia e intimidación. El más generalizado es el conocido en el argot policial como sirla, es decir, cuando una persona atraca a otra con una navaja o un cuchillo. No obstante, no en todos los casos los delincuentes exhiben dichos puñales, ya que, en muchas ocasiones, los ladrones dicen ir armados y exigen el dinero si no quieren ser heridos.

El perfil de víctima es más variado que el de mata león, al igual que el horario y las zonas en las que operan. No pasa lo mismo con respecto al del delincuente, que es más similar al de la técnica de la asfixia, si bien lo realizan más personas de origen español y latinoamericano. Buscan móviles, carteras y cadenas de oro, principalmente.

El Grupo de Robos con Violencia e Intimidación de la Jefatura Superior de Policía de Aragón también investiga robos mediante el procedimiento del tirón o empujón. La mayoría de víctimas son ancianos a los que abordan a la entrada de los portales de sus viviendas cuando tratan de acceder a los mismos o en las proximidades de las entidades bancarias.

Los agentes pertenecientes a este grupo no investigan los hechos realizados por los menores, ya que dichas competencias las asume el Grupo de Menores (Grume) de la Policía. No obstante, de la experiencia de estos meses operando, el inspector jefe Modrego afirma que los menores suelen actuar en las zonas también de ocio y, especialmente, donde se practica botellón. El paseo Echegaray Caballero es uno de los lugares donde más actuaciones ha habido, debido a que muchos jóvenes usan la zona del club náutico, a los pies del puente de Piedra, para beber alcohol. «Lo que hacen es consumir bebidas en esos lugares, son grupos amplios y esperan a que los efectos etílicos sean notables para actuar cuando sus víctimas abandonan, principalmente solos, esos lugares», afirma Modrego.

Desde la puesta en marcha de este grupo policial, el pasado mes de febrero, han analizado cerca de 400 denuncias de las que han descubierto que el 10% de las mismas eran falsas para cobrar el seguro. Todas esas personas también han sido detenidas por simulación de delito y estafa, estando a la espera de sentarse en un banquillo.