Jorge Azcón ha cumplido cien días como alcalde de Zaragoza y quiso celebrarlo mostrando su buena «sintonía y compenetración» con su socio de Gobierno, Ciudadanos -quizá preparando el terreno para las elecciones generales-. En un acto institucional, un tanto frío, el conservador trasladó dos ideas principales: que se acabó la bronca constante en el ayuntamiento y que ha comenzado la era del «diálogo» y la «transparencia». La oposición advierte de que lo que se ha iniciado es la era de «los recortes».

El primer edil compareció junto a la vicealcaldesa, Sara Fernández, con una clara intención de demostrar que la relación con la formación naranja es perfecta, incluso cuando se habla de que la reforma de la Romareda es una prioridad para la ciudad. Ayer ambos defendieron que así lo es, a pesar de que Fernández ha declarado en más de una ocasión que para Cs hay otras más importantes.

La vicealcaldesa fue la encargada de enumerar algunos de los proyectos que PP-Cs han impulsado durante sus primeros cien días al frente de la ciudad, como los planes de choque para arreglar las aceras o podar los árboles en peor estado (que suman unos 600.000 euros de inversión), la adhesión al Fondo de Impulso Económico (FIE) para recibir un préstamo a largo plazo del Estado para pagar hasta 37 millones en sentencias condenatorias, las modificaciones de créditos presupuestarias para pagar los servicios públicos (con una infradotación de 24 millones), la firma del convenio con Endesa para soterrar el tendido eléctrico de Parque Venecia o las actuaciones llevadas a cabo en el entorno de la calle Pignatelli. «Este Gobierno funciona y vamos a hacer que la ciudad funcione sin líos y con compromiso», afirmó.

El alcalde también quiso destacar que las relaciones del ayuntamiento con el resto de instituciones ha cambiado de forma radical. «Es muy importante que hayamos recuperado la normalidad con la DGA», declaró en una clara referencia a las diferencias públicas que durante la pasada legislatura se vivieron entre Javier Lambán y Pedro Santisteve y que impidieron la celebración de una bilateral entre la DGA y el ayuntamiento. «Hemos pasado página y de ser el Gobierno de la confrontación y la polémica vamos a ser el del diálogo», insistió.

PRESUPUESTOS 2020 / Con unas cuentas municipales en serios apuros, tal y como ha revelado la auditoría, Azcón admitió que afectarán al presupuesto del 2020 que le gustaría tener aprobado antes de enero. Añadió que en ningún caso supondrá que se renuncie a los 50 puntos acordados entre PP-Cs y que marcan la línea de sus políticas. Esto no significa que vayan a «cerrar los ojos a la realidad», por lo que admitió que sí afectará, al menos, en los plazos de ejecución previstos inicialmente. Lo que no dijo es que hay varios proyectos que este año ya no verán la luz porque su consignación presupuestaria se utilizará para otros asuntos que han priorizado.

En este sentido, sacó pecho de la propuesta de ordenanzas fiscales del Gobierno, que prevé una leve bajada del IBI (supeditada a que el Ministerio de Hacienda autorice una reducción del 3% del catastro). Una vez más, repitió ese eslogan de que la prioridad del Gobierno será «solucionar los problemas de los ciudadanos» y mejorar los servicios básicos de la ciudad.

Hasta aquí el lado bonito del balance, porque cuando se habla con la oposición ni Vox defiende la gestión que han hecho PP-Cs durante sus primeros 100 días al frente del barco. Para su portavoz, Julio Calvo, han sido «decepcionantes» porque el equipo de Gobierno ha «duplicado» la estructura con el incremento del gasto que ello ha supuesto. «Hay cuatro personas -en referencia a los coordinadores- que su nómina supone 300.000 euros», criticó. Según Calvo, «no se han alejado mucho de las políticas que ha llevado la izquierda».

Desde el PSOE, Pilar Alegría lamentó la «parálisis a la que han sometido a la ciudad». «Llevan 16 años calentando en el banquillo y lo único que han sido capaces de sacar adelante es un plan de aceras sin hablar con las juntas de distrito. Mucha foto pero poca chicha», afirmó.

Para el concejal de Podemos, Fernando Rivarés, «el Gobierno de Azcón es un ente recortador caracterizado por la mentira y el abandono de las políticas sociales y culturales».

Desde ZeC, Pedro Santisteve aseguró que «el Gobierno de la derecha se mueve entre la inacción y la destrucción» y ha demostrado «ser incapaz de hacer un presupuesto» y se ha dedicado a «paralizar cualquier tipo de proyecto que estuviera iniciado y borrar aquellos de la anterior corporación».