Expertos, agentes sociales y responsables políticos de Aragón manifestaron ayer, en el Día Mundial de la Salud Mental, su «preocupación» por los casos de suicidio entre los adolescentes. Lo hicieron durante la celebración, en el Pignatelli, de un evento organizado por la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (Asapme) y en el que el suicidio fue el eje central del encuentro.

La primera en lanzar el mensaje de alerta fue la consejera de Sanidad, Pilar Ventura, que apuntó que a esas edades «se está detectando un incremento y más incidencia», dijo. En cuanto a las causas apuntó a «problemas de integración social, educación o la capacidad» que pueden sentir algunos adolescentes. Después, ya en el acto, la psiquiatra del hospital Clínico de Zaragoza, Isabel Irigoyen, incidió en la preocupación de los agentes por las muertes entre los jóvenes y por eso reiteró «la necesidad de prevenir el bullying». En datos generales, cada año se registran en Aragón unos 100 suicidios (hay un fallecido cada tres días) y «fue especialmente trágico» el 2016, con 133 fallecimientos a partir de los 14 años. «Por cada suicidio hay entre 15 y 20 tentativas, lo que significa que se atienden unas 2.500 al año», apuntó Irigoyen.

FALSOS MITOS

La psiquiatra también desmintió algunos de los «mitos» en torno al suicidio como que la mayoría de los que lo intentan no lo cumplen; que hablar de ello produzca «un efecto contagio»; que no avisen porque «nueve de cada diez» lo han hecho despidiéndose del trabajo de una manera especial, regalando cosas o acudiendo al notario; o que no se pueda prevenir. «Se puede prevenir, pero no hay medios», reconoció la especialista.

Ante un posible caso lo que hay que hacer es «escuchar al afectado sin juzgar, ayudarle a buscar un especialista, que no acceda a medios con los que se pueda autolesionar y avisar a alguien cercano», precisó Irigoyen. Y, en el caso de los adolescentes, «hay que enseñarles a que no busquen la recompensa inmediata», dijo.

Factores como la enfermedad mental, la soledad, el insomnio, el dolor o la vejez pueden influir, mientras que los hombres de edad media que sufren alcoholismo, en ocasiones separados y con hijos, son un grupo «especialmente vulnerable», según la psiquiatra. En este sentido, matizó que los hombres se suicidan tres o cuatro veces más que ellas.

Por otro lado, en cuanto a la visibilización del suicidio, la consejera Ventura reconoció que ha sido «un error» que no se haya hablado de este tema en los últimos años. «El error era considerarlo un tabú. Hace faltaba concepción social, pero ahora por fin somos conscientes de que es un problema de salud pública», dijo. La consejera, que reiteró que «esta legislatura» se aprobará el primer plan de prevención del suicidio en Aragón, reiteró que el suicidio es la principal causa externa de fallecimientos, siendo el doble los casos registrados que, por ejemplo, los accidentes de tráfico.

Ventura destacó que el suicidio es «una decisión íntima y personal que trunca estas vidas y afecta a sus seres queridos», por lo que apuntó que hay que afrontarlo «de manera multidisciplinar y transversal». Esta es precisamente una de las reivindicaciones que hacen las asociaciones de familias y afectados de salud mental en Aragón.

COORDINACIÓN

«Un plan estratégico exige coordinación entre los diferentes agentes sociales, sanitarios y también las Fuerzas de Seguridad del Estado, que son las primeras que tienen conocimiento de que una persona tiene ideas suicidas», señaló ayer Ana López, gerente de Asapme, que celebra este año su 35 aniversario. La presidenta de esta asociación, Ana Irita, reiteró que no se llega a estas conductas «por llamar la atención, sino que es fruto de la desesperanza, de la frustración. Hay mucho tabú social, pero hay que hablar y que no se quede en el silencio», pidió. También la presidenta de la Federación de Salud Mental, Concepción López, aludió a que el consumo de tóxicos y los problemas socioeconómicos «pueden influir» en los suicidios. «No por un problema mental hay que quitarse la vida», dijo.

El presidente de las Cortes, Javier Sada, detalló que «el 70% de la población que no convive con enfermos mentales los rechaza, mientras que solo un 3% de quienes sí viven con ellos lo hace. La única forma de evitar el estigma es convivir», dijo Sada.