Al alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, y su brazo ejecutor en la reforma de La Romareda, el responsable de Urbanismo (de Cs), Víctor Serrano, se les agota el tiempo para impulsar la ejecución del que, a todas luces, es el proyecto estrella del mandato de PP-Cs en la capital aragonesa. Un proyecto ambicioso con muchos mimbres perfilados y otras tantas aristas aún por zanjar. Son tantos los actores a conciliar que complica mucho poner en juego la pelota en el campo de lo político. Las cuentas le salen con apuestas como la venta de suelo para construir 420 pisos libres, tal y como adelantó EL PERIÓDICO. Ello le permitiría cubrir la mitad de una financiación que en sus cálculos oscilaría en una horquilla de 70 a 90 millones de euros de inversión. Un margen amplio que justifica la cantidad de hilos de los que cuelga el éxito del proyecto.

Lo que está más claro son los plazos y puertas que tocar para obtener dinero. Respecto al margen temporal, el objetivo prioritario es finalizar esa reforma en el 2023. Para apuntarse el tanto antes de volver a votar (no será como el Mercado Central de Santisteve, que lo inauguró otro) y, sobre todo, por su interés en adjudicarse un contrato similar al que este mismo mes se le ha concedido al estadio sevillano de La Cartuja. La Junta de Andalucía, titular del campo, se ha adjudicado la celebración de las próximas tres finales de la Copa del Rey, del 2021 al 2023, y la capital aragonesa aspirará a las del 2024 al 2026. Pero para eso la obra debe iniciarse en el 2021.

ERROR POCO CONOCIDO

Sin embargo, son muchas las dudas que hay que despejar en solo un año. Empezando por la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que debe allanar el terreno para poder levantar esos 420 pisos. Pero no solo eso está en juego. Necesita al Gobierno de Aragón para mucho más que aportar dinero. El Ejecutivo autonómico es propietario de la parte más importante del suelo de esa pastilla de más de 5 hectáreas que dibuja el entorno del estadio: la plaza Eduardo Ibarra, para sorpresa de muchos, no es del ayuntamiento, pese a haberla recalificado en el pasado y haber construido, concesión administrativa mediante, un aparcamiento subterráneo que, sin reforma del estadio, es un negocio condenado a naufragar.

Y el presidente Javier Lambán, que ya ha manifestado su voluntad de colaborar, sabe que en este viaje no se puede embarcar solo con Azcón. Su Gobierno autonómico es cuatripartito, con socios como CHA y Podemos, con mucho que decir sobre la construcción de pisos en la zona para pagar esta obra, y un PAR que ya paralizó la reforma del 2007 con menos complejidades que este intento.

‘NAMING’, UN MILLÓN ANUAL

Y otra pata de la financiación es la publicidad del estadio, el llamado naming. Hace unos meses, el alcalde dijo, en su visita a EL PERIÓDICO, que le sonaba del pasado y que no cerraba la puerta al patrocinio del estadio municipal de La Romareda. Lo cierto es que desde hace tiempo se habla de marcas muy concretas, y Samsung es la que suena con más fuerza. Todos en el club dan por hecho que será una empresa de telefonía, pero ese nombre se puso sobre la mesa hace tiempo.

Otras alternativas, como Siemens, ya existen en estadios europeos. Y de otros sectores, como Aliexpress, parecen quedar ya muy lejos. Lo importante es lo que reportará un contrato de este tipo, un millón al año, con una duración mínima de diez, es decir, 10 millones más para la reforma de Azcón. Pero con La Romareda, la experiencia dice que hasta que las máquinas no trabajen, nada es seguro.