Hasta que la igualdad sea costumbre, la plataforma de mujeres cristianas de Zaragoza seguirá en la lucha por alcanzar el feminismo en la Iglesia. Esta es la meta que desean conseguir y por la que se manifestaron el domingo frente a la Seo, respondiendo a la convocatoria del grupo de Mujeres y Teología de Zaragoza y la llamada del movimiento internacional de Voices of faith y María 2.0.

Las mujeres congregadas derrumbaron un muro que simbolizó lo que las separa del feminismo en la Iglesia. «Pedimos que en la institución eclesial, que es patriarcal y clerical, donde las mujeres no tenemos ni voz ni voto, tengamos igualdad», explicó Mabel Ruiz, la portavoz de la plataforma que agrupa a mujeres, movimientos y asociaciones.

Mujeres como Madeleine Delbrêl, Teresa de Jesús, Hildegarda o las zaragozanas canonesas del santo sepulcro estuvieron presentes a través de sus imágenes. «Ilustramos pancartas con mujeres de la historia que nos han precedido y que son desconocidas; nuestra labor es rescatar las voces de esas mujeres para que se conozcan», añadió Ruiz.

Una de las organizadoras pidió silencio en la plaza para interpretar una performance que representó la opresión de la mujer en la Iglesia. La portavoz afirmó que «las mujeres vamos copando hasta llegar a la igualdad todos los ámbitos, como la universidad, pero quedan reductos y uno es la Iglesia, que no puede desoír que el 50% de la humanidad no tiene representación. La Iglesia tiene que cambiar la estructura, no puede ser piramidal y jerárquica, tiene que ser más hacia una igualdad, un trabajo en red, en plano. Es una estructura que se ha ido creando a lo largo de los siglos, pero entendemos que no es evangélica, no responde al espíritu de Jesús. Queremos que se trabaje en horizontalidad».

El acto, enmarcado en las citas reivindicativas en torno al 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, es el primero que se realiza en Zaragoza y que tuvo lugar también en otras ciudades españolas y del mundo. Mabel Ruiz recordó además que hace 20 años esta manifestación se produjo en Madrid, en el encuentro de mujeres y teología, concentrándose frente de La Almudena con la misma petición. «Los grupos siguen trabajando y las mujeres seguimos reivindicando que esto no se corresponde con el espíritu de Jesús, lo que pasa es que cuesta mucho cambiar, pero esto es imparable» comentó.

Las canciones ‘Ruah Ainkaren’, ‘Sois la sal’ y ‘Somos’ de José Antonio Labordeta fueron interpretadas durante la cocentración, en la que los participantes se fundieron en aplausos y bailes y se leyó el manifiesto de la protesta.

Las mujeres creyentes dieron un paso al frente y levantaron la voz para reclamar su representación en el liderazgo de la jerarquía católica. «Queremos una iglesia abierta, donde todas quepamos y contemos. Solo queremos igualdad», anunció una de las asistentes en el micrófono que utilizaron de altavoz.

Las mujeres cristianas no son ajenas al avance del feminismo en la sociedad, y conscientes del férreo liderazgo masculino de la Iglesia Católica, han decidido poner fin «al papel secundario de laicas y religiosas en la toma de decisiones que afectan al presente y futuro de Iglesia universal. Las mujeres cristianas queremos una Iglesia Católica del siglo XXI donde se escuchen sus voces y cuenten sus opiniones», según palabras del movimiento.

La plataforma zaragozana volverá a la calle con su reivindicación el próximo domingo.

El manifiesto ha sido apoyado por un total de 20 entidades

En la manifestación de Zaragoza han participado decenas de mujeres y hombres que comparten con la plataforma cristiana sus peticiones. La organización de esta agrupación está formada por 20 mujeres, pero el manifiesto ha sido firmado por 110 personas en Zaragoza y ha sido apoyado por un total de 20 entidades. Uno de estos colectivos es la asociación aragonesa Movimiento Rural Cristiano, presente en la concentración. «Apoyo a la plataforma porque como mujer joven que soy, creo que todos tenemos los mismos derechos y deberíamos tener las mismas posibilidades de tener representación. Creo que es indignante que a estas alturas se nos asocie con el pecado y el mal, como si la sexualidad femenina fuese un delito. No considero normal que en estos tiempos, ni en ninguno, las altas jerarquías estén llenas solo de hombres y a nosotras se nos considere menos», comentó Judith Laviña, representante del movimiento.