Lo que no es imprudente sino necesario es priorizar claramente qué hacemos ahora y prepararnos lo mejor posible para salir de esta situación con las menores afecciones personales, laborales y económicas.

Para CCOO, ante la urgencia y excepcionalidad de la situación, la prioridad absoluta debe ser frenar la expansión del virus y, por supuesto, que se recuperen las personas afectadas. Nuestro sindicato apoya a las diferentes administraciones en cuantas medidas tengan que tomar para detener esta pandemia. La sociedad en su conjunto tiene que cumplir las recomendaciones sanitarias y los gobiernos tienen que poner todos los medios necesarios, personales, económicos y materiales, para reforzar nuestra sanidad pública ante el riesgo de colapso.

Pero también es prioritario mitigar la caída de nuestra economía, una caída cuya profundidad no conocemos, ya que su duración e intensidad dependerá de lo que cueste la contención del proceso de contagio del coronavirus. En este sentido tenemos que distinguir dos fases en las políticas económicas, laborales y sociales, una de amortiguación ante la situación actual de confinamiento de la población y otra de recuperación de la actividad cuando volvamos a la normalidad.

Tenemos que evitar que la crisis sanitaria se convierta en una crisis económica o al menos, ya que parece inevitable, que sea lo más corta posible. CCOO junto al resto de agentes sociales propusimos muchas de las medidas que luego se han visto reflejadas en el decreto aprobado el pasado martes y que supone una gran movilización de dinero público.

Es imprescindible evitar la destrucción de empleo y la desaparición de empresas, es imprescindible minimizar el impacto en las rentas salariales de los y las trabajadoras y es imprescindible proteger a los colectivos más vulnerables. Y eso se hace evidentemente con fondos públicos pero también con seguridad jurídica a empresas y a las personas trabajadoras.

Y este esfuerzo no lo podemos hacer solos porque este es un problema global. Este es el momento para que la Unión Europea juegue un papel proactivo en materia de inversión pública, de movilización de recursos y de fiscalidad para poder sostener la actividad económica, es el momento de que recupere el espíritu de solidaridad entre europeos que perdió con sus políticas de austeridad en la anterior crisis económica. No podemos repetir los errores de entonces, las partidas presupuestarias utilizadas para esta crisis sanitaria no deben computar como déficit público ni deben ser recortadas.

Con estas medidas la sociedad estará realizando una doble inversión de futuro, una social enfocada a las personas y otra económica dirigida a evitar una larga crisis.

Ahora no podemos reblar, juntos tenemos que salvar vidas, juntos tenemos que salvar empleos, juntos tenemos que protegernos