Si hay un bazar con dimensiones infinitas y capacidad para todo tipo de productos estés donde estés, es internet. Por eso, y ante la obligación (y necesidad) de tener que cerrar las tiendas por la crisis del covid-19, el comercio de proximidad de Zaragoza se ha lanzado a la nube para potenciar la venta online y a domicilio. Una manera de salvar las cuentas, vender estoc y abastecer y cubrir las necesidades de los zaragozanos, confinados en sus casas desde mediados de marzo y obligados a cambiar sus hábitos de consumo a golpe de coronavirus.

Los detallistas del Mercado Central están ultimando el servicio de venta online. Está previsto que la semana que viene ya esté disponible, aunque cabe la posibilidad de que se retrase hasta después de Semana Santa. Cada puesto tendrá su propio espacio en la web donde se mostrarán a través de imágenes los productos y los precios.

Según explica el presidente de los detallistas, José Carlos Gran, que el portal web (mercadocentralzaragoza.com) será muy visual y sencillo de navegar para agilizar la compra. La gestión correrá a cargo de la empresa MiZesta y los pedidos se repartirán a través de Correos.

Las ventas en la lonja han caído entre un «60% y 70%» desde que se decretó el estado de alarma y hay varios puestos que han decidido cerrar hasta que vuelva la normalidad. Por eso, la venta online se presenta como una alternativa de negocio esencial para salvar las cuentas. «Beneficios ahora mismo no buscamos porque sabemos que las circunstancias no lo permiten, pero por lo menos no perder», comenta Gran.

PLATAFORMA / No todos los comercios tienen el soporte del Ayuntamiento de Zaragoza detrás como sucede con los detallistas. Como alternativa están surgiendo plataformas que agrupan negocios de todo tipo. De esta manera, aquellos que no tienen página web o que hasta ahora vivían ajenos al mundo online, pueden promocionar sus productos y seguir vendiendo.

Es el caso de yocomproconcoco.org, una iniciativa «altruista dirigida a apoyar a los pequeños comercios de España ante el panorama económico que nos ha dejado el covid-19». En resumen, es como un escaparate el mundo que se puede ver desde casa. Víctor García es uno de los empleados que está detrás y explica que «es accesible para todo el que tenga un comercio ya sea de ropa, alimentación, electrodomésticos, joyerías,...». De la distribución se encargan ellos y los envíos a domicilio son gratis. Lo que si que solicitan, aunque no es obligatorio, es que se ofrezcan descuentos a los clientes. «Ahora es momento de que todos seamos solidarios», añade. Aunque todavía en una fase de inicio, ya se han unido 51 negocios de Zaragoza, tres en Teruel y seis en Huesca, y más de 750 en toda España.

LOS DE SIEMPRE / Esta iniciativa evidencia todavía más que los hábitos están cambiando y que es momento de reinventarse. La forma de comprar ya no es la misma. En el caso de los supermercados, lejos de los primeros días donde la gente se lanzó a los supermercados a aprovisionarse de alimentos y productos, ahora el ritmo se ha relajado. Se acude menos veces al súper pero se aprovecha la visita para comprar más cantidad.

Lo están notado mucho las tiendas de barrio. Es el caso de la frutería Hermanos Ferrer. Tienen la persiana bajada desde que se decretó el estado de alarma pero en su interior no paran de trabajar.

«Antes teníamos algún pedido aislado a domicilio y ahora tenemos 40 pendientes, pero solo podemos hacer 15 al día», explica Javier Ferrer, que asegura que sus clientes son los de siempre y que aprovechan para encargar más kilos de los que acostumbran.

En la pescadería Cañete, con tiendas en varios pueblos, han reducido los días de apertura a solo uno a la semana. En Zaragoza capital también se han visto en la necesidad de adaptar los horarios a la demanda actual y a las nuevas costumbres de sus clientes, que ya no salen de casa a cualquier hora. «Antes teníamos poca demanda a domicilio, ahora es prácticamente toda», comenta Luis Cañete, que explica que en su caso a la gente le gusta bajar a la tienda y ver el producto.

El Mortero, con dos tiendas en Zaragoza, además de vender fresco se dedica a preparar comida hecha. Estos días, explican, nadie la pide. «No paramos porque tenemos muchos pedidos a domicilio pero los de comida hecha han bajado a cero», aseguran.