La Confederación La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) emitió ayer un aviso ante la previsión de un importante aumento de caudal en los ríos Guadalope y Matarraña, en barrancos y en la desembocadura en Tarragona debido a las últimas precipitaciones.

En la cabecera de ambos ríos cayeron en torno a 33 litros en 24 horas, según anunció la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que recogió valores muy inferiores en el resto del territorio, desde los 20 de Huesca a los 12 de Zaragoza y distintos puntos de la comarca de Jaca.

En Aragón, por el momento, según han precisado a Efe fuentes de la CHE, no se prevén problemas y la situación más preocupante se da en la desembocadura.

El aumento de caudal, que también se puede extender a algún río pirenaico, dependerá de las precipitaciones acumuladas, en muchas zonas de la provincia de Teruel y de Huesca en forma de nieve.

Afortunadamente, las temperaturas se mantendrán bajas en cotas altas del Pirineo, lo que retendrá la nieve acumulada en los picos, que se ha duplicado en el curso de una semana, hasta alcanzar en la actualidad los 1.838 hectómetros cúbicos.

Se trata de una cantidad considerable habida cuenta de que la media de los últimos cinco años, situada en 1.536 hectómetros cúbicos, según el parte de innivación y reservas de nieve hecho público ayer por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que refleja asimismo que hace un año la cantidad acumulada en la cordillera era de 788 hectómetros cúbicos equivalentes de agua.

El rápido e importante crecimiento de la capa nival en la cuenca del Ebro se debe a la llegada del último frente frío a finales de marzo. La nueva nieve se sumó a la caída poco tiempo después de decretarse el estado de alarma, que vació las pistas de esquí justo cuando un nuevo embate del invierno dejaba una cantidad apreciable de manto blanco.

Ahora, la reserva existente constituye una excelente noticia para los agricultores, dado que, de no haber fuertes subidas de la temperatura, garantiza el riego en la época estival.