Los hospitales son el centro neurálgico de la batalla contra el coronavirus. Allí, los enfermos ocupan camas de hospitalización y de uci, desde donde hacen frente a una pandemia que cada vez es derrotada por más aragoneses, pero que ha acabado con la vida de otros 138. Pero, en muchas ocasiones, la primera trinchera se levanta desde la Atención Primaria, con los centros de salud como puerta de entrada del paciente al sistema y, por consiguiente, al inicio de la batalla.

La irrupción del covid-19 también ha alterado el funcionamiento habitual de los centros, que desarrollan su labor de acuerdo a varias líneas diferentes. La detección de posibles contagios se convierte ahora en un factor esencial, pero la atención a otro tipo de problemas y de pacientes sigue siendo fundamental.

Así, la primera línea de actuación sigue siendo la de ejercer de primer contacto de la población para cualquier problema de salud, aunque la forma de abordar estos casos ha cambiado. Cada centro trata a diario a decenas de pacientes en consulta. Se trata de enfermos crónicos, diabéticos o con patologías respiratorias o circulatorias a los que hay que seguir valorando. Pero la crisis sanitaria impone que esas atenciones se dispensen ahora a través del teléfono, aupado a protagonista esencial.

En este sentido, la asistencia presencial se emplaza a casos en los que es indispensable. En ese escenario se incluyen actuaciones como la valoración de algún paciente en casos graves o la aplicación de drenajes, entre otras.

Pero el coronavirus, sin duda, marca las agendas y el día a día de estos profesionales. Un protocolo único establece la asignación de un circuito separado del resto de atenciones dispensadas en el recinto destinado al abordaje de pacientes con síntomas respiratorios susceptibles de estar contagiados. La actuación se lleva a cabo a través de ese circuito inicial integrado por profesionales ataviados con equipos de protección individuales que son los encargados de valorar al enfermo.

Una de las principales dificultades se concentra en los pacientes que reclaman atención a domicilio para valorar síntomas respiratorios. Si presenta una situación crítica, los profesionales de Atención Primaria movilizan los recursos de traslado rápido y proceden a su derivación a Urgencias. Si el primer contacto depara dudas, se le dispensa atención en su domicilio con los pertinentes equipos de protección y, en caso de que presente algún signo de gravedad, se procede a su derivación al hospital.

Además, los médicos siguen haciendo seguimiento de pacientes positivos con síntomas leves que permanecen en sus domicilios por si presentan signos de empeoramiento o graves. Una llamada al día en la que se formulan al paciente una serie de preguntas clínicas para comprobar su evolución y descartar signos de alarma permite valorar si continúa el proceso en casa o se le deriva al hospital. Todo a través de un protocolo de seguimiento de pacientes que figura en la historia clínica de Atención Primaria.

Pero también se abre otra vía de actuación en la atención domiciliaria de pacientes, generalmente mayores que no pueden desplazarse, a los que el servicio de enfermería visita para realizar curas, extracciones o realizar valoraciones. En todo caso, la pandemia es la que marca el camino. “La atención a domicilio a pacientes que han dado positivo también afecta a los contactos estrechos. Se nos insiste mucho en las medidas de prevención en casa para evitar contagios y de cara a prevenir nuevos casos”, explica Ángel Antoñanzas, coordinador del centro de salud Delicias Sur de Zaragoza. En ese sentido, enfermería es la que lleva a cabo el contacto telefónico con esos contactos aunque no hayan dado positivo en la prueba de detección.

“Cada vez hay más casos y hemos notado un aumento en el número de contagios, pero quizá en los últimos días el crecimiento no está siendo tan exponencial y se ha suavizado, aunque hay que tener mucha cautela a la hora de valorar esto porque es muy variable, aunque puede que esté pasando la cresta de la ola”, subraya Antoñanzas.

La ingente labor diaria se topa de bruces con escollos de consideración. La escasez de material protector es uno de ellos aunque desde algún centro se asegura que en los últimos días se ha recibido más equipamiento. “En Atención Primaria también hay bastantes compañeros de baja, en cuarentena o ingresados como consecuencia del virus”, asegura Antoñanzas.

Pero el abastecimiento no es uniforme y los problemas sacuden a algunos centros. “La falta de previsión de la Administración sanitaria a la hora de dotar de medios a los trabajadores también afecta a algunos centros de Atención Primaria en los que los profesionales se ven obligados a recurrir a bolsas de plástico para protegerse o a material donado por la ciudadanía, sobre todo en el medio rural”, denuncia Leandro Catalán, presidente del sindicato Fasamet.

También se demanda la realización de más pruebas de detección, centralizadas ahora en hospitales y 061. Pero también es complejo el contacto con los dispositivos de emergencia para el traslado de pacientes debido a la saturación de estos servicios. Pero ninguno de esos obstáculos es tan elevado como para impedir mirar hacia delante. La Atención Primaria se sujeta con firmeza el primer escudo que hace frente al virus. “No creo que la población sienta miedo, sino que es consciente de lo que hay y su respuesta está siendo ejemplar al seguir estrictamente las medidas de aislamiento y no acudir al centro de salud si no es estrictamente necesario. Tanto recetas como el trámite de las bajas se realizan por vía telemática y no requieren ir a buscarlas y la gente está respondiendo bien, al igual que los profesionales. Nadie se queja, todos arriman el hombro y derrochan implicación”, resalta el coordinador.