Espero que esta carta pueda llegaros al conjunto de los 18.000 trabajadores del Sistema Público de Servicios Sociales de Aragón. A los que trabajáis en las entidades sociales, en las empresas mercantiles, en las administraciones locales y, por supuesto, en el Gobierno de Aragón, especialmente a los que integráis el Instituto Aragonés de Servicios Sociales.

Recientemente celebrábamos, a mitad de febrero, la gala de entrega de los premios Cuarto Pilar. Un evento al que acudieron alrededor de 1.000 personas y en el que simplemente pretendíamos premiar las actitudes extraordinarias de los que trabajamos en el sistema y de sus usuarios. En ese acto, en el que tuve la oportunidad de tomar la palabra, acababa mi intervención proponiéndoos, estuvierais o no en la sala, que nos conjuráramos para mejorar todavía más en nuestra misión en el marco de convivencia social en el que estamos: garantizar el desarrollo social de cada persona. Proporcionarles autonomía y sociabilidad.

Hoy, esa actitud extraordinaria merecedora de premios y distinciones se extiende a miles de trabajadores y trabajadoras del sistema. Cuando pronunciaba estas palabras no era consciente de que lo imprevisible iba a hacer su entrada en escena obligándonos muy pronto a extremar todas nuestras capacidades para hacer frente a una situación completamente excepcional, inesperada y cruel por sus terribles consecuencias.

Con carácter inmediato fuimos capaces de reaccionar y nos reorganizamos para afrontar una situación extraordinaria. En todos los ámbitos del sistema debimos suspender nuestra actividad habitual y tuvimos que reorientar todas nuestras formas de trabajar para enfrentar lo que hacía solo unos días hubiéramos considerado sencillamente imposible, propio de alguna novela de Saramago o de alguna mente excesivamente imaginativa de la industria cinematográfica de California.

Creo que debemos sentirnos profundamente orgullosos de nuestra capacidad de reacción. Tanto cerca de mí, como lejos, he podido comprobar la elevadísima calidad humana de miles de los que formamos parte de esta gran familia de los servicios sociales. Muchos no han dudado un segundo en hacerse cargo de la situación y, dejando atrás todo tipo de convención, arrojarse a ayudar a nuestros ciudadanos desde una profunda vocación de ayuda y de transformación activa de la sociedad en la que participamos.

Miles de ciudadanos han sentido, a través de nuestra actitud, la caricia y la ternura de una sociedad que no quiere dejar a nadie atrás, que quiere que salgamos juntos de una situación durísima, cruel, dramática como consecuencia de la pandemia que sufrimos.

Esta carta quiere ser, simplemente, un mensaje de gratitud y reconocimiento. Creo sinceramente que debemos conjuntamente reivindicar nuestro esfuerzo para mejorar el reconocimiento social de la labor de todos y cada uno de los que formamos parte de este gran sistema de protección social. Nuestra actitud estas semanas hará que el día después, estemos en mejores condiciones de abordar los muchos retos que tendremos por delante.

De momento que sepáis que el conjunto del equipo directivo tanto del departamento de Ciudadanía, como del Instituto Aragonés de Servicios Sociales, de los que estoy muy orgullosos de pertenecer, seguiremos trabajando sin descanso para intentar daros soporte en todo lo que podáis necesitar en este trance. Recibid un sincero y emocionado abrazo.