Zaragoza abrirá sus piscinas el próximo 4 de julio y lo hará con un aforo del 50% que puede ir ampliándose conforme pase el verano, siempre dependiendo de cómo evolucione la crisis sanitaria del coronavirus. Además de las limitaciones en el acceso, la gran novedad de esta temporada, que se prolongará hasta el 6 de septiembre, será el cierre de las instalaciones al mediodía para poder desinfectarlas. Aunque todavía se está estudiando, este es el escenario más posible y en el que están trabajando los técnicos municipales, siempre con el objetivo de minimizar el riesgo de contagio.

Entre las exigencias del Estado para mantener abiertos los centros destaca la limpieza e higienización. Está previsto que se realicen tres turnos de desinfección: a primera hora del día, antes de abrir, al mediodía y por la noche. Esto obligará a cerrar las instalaciones durante al menos una hora en las horas centrales, posiblemente entre las 15.00 y las 16.00 horas, aunque todavía está por concretar qué franja horaria es la más conveniente y genera menos perjuicio en el usuario.

De esta manera, el acceso de los centros se dividiría en dos turnos, uno de mañana y otro de tarde. Lo ideal sería que los usuarios eligieran solo una de las dos franjas horarias para disfrutar del sol y el agua y así facilitar el acceso de todos. Por ahora, la posibilidad de prohibir que una misma persona pueda entrar en ambos turnos no se baraja desde el ayuntamiento, aunque sí que se recomendará.

Desde la concejalía de Deportes que dirige Cristina García tienen claro que los precios deben adaptarse a las restricciones, por lo que las entradas de día y los abonos serán más baratos que otros años.

Cuando abran los centros en julio el aforo será del 50% (ahora es del 30%), salvo cambios de última hora, de manera que se controlarán los accesos y es posible que haya usuarios que o tenga que hacer fila para poder entrar o directamente se queden sin el ansiado chapuzón. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el usuario tendrá que abandonar las instalaciones el mediodía, cuando vayan a realizarse las labores de desinfección. Además, siguiendo con las recomendaciones, solo disfrutará (o debería) de media jornada, por lo que el precio de la entrada tendrá que ser equitativo.

Un medida justa pero que incrementará el déficit que ya de por sí supone abrir las piscinas de verano. No obstante, desde la concejalía explican que este año disponen del remanente que se ha generado con el cierre de los centros deportivos municipales durante el confinamiento. Un gasto que se ha ahorrado y que servirá para cubrir parte del gasto de la temporada estival.

Para cumplir con el aforo, que puede variar a lo largo del verano, no podrá haber más de una persona por cada cuatro metros cuadrados en el césped y cada dos metros cuadrados en el agua. Una regla que ya se aplica en Zaragoza. El socorrista y el personal de seguridad de estas instalaciones se encargarán de vigilar y controlar que se cumplen las distancias de seguridad, aunque dependerá en gran medida de la responsabilidad de cada uno.

Las piscinas donde más problemas de aforo se esperan son las que habitualmente tienen más demanda, como la de Ciudad Jardín, Salduba o La Granja. Hay otras con menos usuarios que podrían absorber parte de esa demanda. Desde Deportes están trabajando en un sistema que les permita conocer en tiempo real el número de usuarios que hay en cada instalación.

El uso de la mascarilla será obligatorio en los espacios de interior, es decir, en el acceso, la zona de taquillas y los baños. El uso de los vestuarios todavía está en dudas, aunque desde Deportes explican que posiblemente no se abran al público porque el peligro de contagio es mayor. Los bares piscineros sí que podrán abrir, y lo harán cumpliendo el reglamento que se ha aplicado para el sector de la hostelería. Para entonces, en la fase 3, su aforo será del 75%. Las pistas deportivas van a ir abriéndose de forma progresiva, siempre cumpliendo las medidas de seguridad, y podrán ser utilizadas con cita previa y adaptando los grupos.