-Es usted uno de los pocos exalcaldes que ha perdido unas elecciones y se ha quedado en la oposición. ¿Se arrepiente?

-No. Nuestro proyecto es a largo y medio plazo. Había que mantener la continuidad en el trabajo hecho e intentar que las cosas que dejamos planteadas se realizaran. Y estamos viendo que al Gobierno de PP y Cs no le ha quedado más remedio que aceptar algunas como, por ejemplo, la inauguración del Mercado Central, que es algo evidente, o la prolongación de Tenor Fleta.

-¿Cuál es el proyecto que más rabia le ha dado no poder continuar?

-Trabajamos en muchos ámbitos muy diferentes, como por ejemplo en el de la emergencia climática. Teníamos una concepción del medio ambiente muy transversal. Eso me hubiera gustado poder desarrollarlo ahora. O también toda la cuestión relacionada con los proyectos en los barrios.

-¿Qué es lo que más echa de menos de ser alcalde?

-(Silencio) Creo que el calor de la gente, el abrir cauces de participación... Concebíamos la administración local como algo compartido. Desde el puesto de la alcaldía tienes más posibilidades de ensanchar los cauces de participación de la gente.

-Un año después de perder la alcaldía, ¿qué errores cree que le llevaron a no repetir?

-Tuvimos varias dificultades: gobernar en minoría, venir de una victoria sobre el PSOE y no sobre el PP, que era los que habían gobernado antes... Y sobre todo la visión de que nosotros éramos unos advenedizos dentro del poder local. Esos fueron los factores clave. A partir de ahí pues... Una lección que nos llevamos sería que cuando un partido está en minoría tiene que gobernar en coalición. Pero a nosotros no se nos dio ninguna posibilidad.

-¿Cómo ha sido su relación con Podemos después de su ruptura? ¿Se habla con Rivarés?

-La relación es buena. ¿Qué podría ser mejor?. Sí, pero no depende de nosotros. Y sí que me hablo con Rivarés, por supuesto. Compartimos muchos objetivos.

-De cara a las siguientes elecciones, ¿cree que sería bueno reagrupar de nuevo estas dos fuerzas?

-Siempre. Esas dos y todas las que se puedan. Sean fuerzas políticas organizadas, fuerzas sociales o entidades.

-¿PSOE también?

-La base del partido socialista tiene un claro contenido de izquierdas y yo me quedo con eso. Otra cosa son los aparatos de los partidos y la crítica que nosotros hacemos al bipartidismo.

-¿Se imagina una gran bloque de izquierdas en el Ayuntamiento de Zaragoza?

-De momento lo que sé es que tengo es un compromiso para dos mandatos. Lo que pase después ya... (ríe).

-Ahora comparte oposición con el PSOE, pero a usted le pusieron las cosas complicadas.

-En el PSOE hubo una renovación casi total de los cargos y la relación es buena. Hacemos un papel de oposición activa y tenemos una ventaja: tenemos las manos libres. Ellos están constreñidos por su presencia en el Gobierno de Aragón.

-Hay debates en Zaragoza, como el de la deuda, en los que nunca se ponen de acuerdo con el Gobierno. ¿Tan complicado es?

-Mire, con el tema de la deuda ahora están diciendo ahora lo que decíamos nosotros hace cuatro años: el problema de la regla de gasto, de disponer del remanente... Pero sí, el cambio de las formas políticas es clave.

-¿ZeC no ha contribuido nunca a la crispación?

-No. Nuestras críticas son argumentadas. El problema es que cuando haces una crítica dura consideran que les insultas.

-Son el único grupo de la izquierda que no votó a favor del dictamen de la Comisión para el futuro de Zaragoza. ¿Eso no va contra el consenso?

-Era momento de primar el consenso y nosotros lo primamos porque hasta el último día participamos en el debate. La cuestión era qué iba a ocurrir con esas propuestas y si nos podíamos fiar de este Gobierno. Pedíamos que los acuerdos fueran acompañados de las partidas presupuestarias concretas que se les iban a dedicar y no fue así.

-¿Cómo valora la gestión de coronavirus de Azcón?

-Ha habido mucha foto producto de la inoperancia y la incompetencia. Se han hecho algunas cosas bien, como fue la ampliación del albergue para personas sin techo. Pero nos preocupa esa sobreexposición en los medios mientras echaban balones fuera en otras cuestiones en lugar de tomar medidas que aliviaran la situación de la gente.

-El Gobierno municipal también ha demandado más concreción y seguridad al Estado para poder tomar decisiones.

-Sí, bien. Es que nosotros también firmamos la declaración institucional de la Federación de Municipios y Provincias. Pero es que esa declaración no hacía sino recoger reclamaciones que nosotros peleamos ya contra Rajoy.Que el Estado reconozca la importancia de las administraciones locales es una pelea permanente.

-Siempre se ha mostrado cercano a Pablo Iglesias, ¿qué le parece ahora su labor?

-Está teniendo una posición valiente. Él se ha revelado para intentar que el PSOE haga lo que dice en los programas electorales.

-¿Ve posible que una fuerza como la suya vuelva a estar al frente de la ciudad?

-Si ocurrió una vez, por qué no otra. Todo cambia hoy en día y todo es líquido. Todo va a más velocidad. Por ejemplo, las revueltas raciales en EEUU, en cuatro días, han tenido respuesta en nuestra ciudad.

-¿Qué opinión le merecen esas marchas cuando todavía estamos en una situación de alerta?

-Seguimos en una situación delicada desde el punto de vista sanitario y me preocupa. Pero en España también hay racismo institucional. Hay un nivel de amargura que ha traído esta pandemia, la gente tiene también derecho a gritar y expresar su dolor. Eso es muy difícil de contener.