Se abre el telón. Aparece un abejorro gigante de amplia sonrisa. Detrás, un puñado de chavales en medio de una huerta. Estamos en Movera. Y el teatro de marioneta pertenece a la iniciativa Pepitas de arte que han montado cuatro profesionales de lo nuestro (arte, dibujo, literatura y huerta ecológica) con años y años de experiencia organizando y coordinando actividades infantiles. Prometen que es «la colonia urbana más molona del mundo mundial» y posiblemente no estén exagerando. Las carcajadas de los asistentes menudos corroboran la afirmación.

La huerta de Zaragoza se muestra en su máximo esplendor donde uno menos de lo espera. Junto a las circunvalaciones, campos de alfalfa. Y pequeños espacios repletos de borrajas, alcachofas, calabacines y frutales. En algunos casos, los ocho primeros niños inscritos en el campamento urbano tienen su primer contacto directo con el mundo rural. Parece mentira, pero en el centro de la ciudad no es fácil cruzarse con una gallina.

La intención de esta iniciativa es ofrecer algo diferente. Para organizar talleres en los que los niños aprende inglés ya están otras entidades. Aquí prima la diversión, el compañerismo y otra forma de hacer las cosas. Una forma más jipi de actuar, por así decirlo. Con la mirada puesta en cuestiones que pasan desapercibidas, como pueda ser el respeto por los valores sociales de la convivencia. Y todo junto a un viejo remolque de madera.

Locura controlada

Esta locura controlada en plena huerta de Movera se gestó durante el confinamiento. Ada Menéndez, que trabaja en un proyecto de escritura creativa llamado El laboratorio de sueños se alió con Bea Royuela (de Poemas al gusto) para tramar algo diferente con dueños durante el verano. Pronto vieron que las instalaciones de Melada Huerta Saludable (que saca adelante Rafa Gutiérrez) eran ideales para acoger su proyecto de campamento libre y verde. También se les ha unido el dibujante XCar Malavida con su lápices para aportar algo de desmadre. La poesía, la naturaleza y las manualidades son su gancho infalible.

«Hasta el último momento no supimos si esto podía salir adelante», reconocen. Lo fundamental es la salud de los pequeños, por eso garantizan en todo momento que se mantienen las distancias de seguridad y todas las medidas sanitarias recomendadas (como el lavado de manos o la higienización de materiales). En la amplia sala interior unos vasitos de plástico con el nombre de cada participante dan cuenta del mimo que han puesto en la colonia. «La respuesta de las familias ha sido mejor de lo esperado», aseguran.

El villano Mierdamán

Las marionetas que han realizado los chavales durante esta semana les sirven para abordar todos los aspectos relacionados con la huerta. El que más triunfa, como pasa siempre, es el villano, al que le han puesto de nombre Mierdamán. Representa a una de esas personas que están siempre enfadadas, a las que todo les va mal. Lo contrario a los valores que transmiten en Pepitas de arte, con sus fiestas, picnics, obras de teatro, recitales de poesía, galas y exposiciones artísticas. Y en el centro de todo un par de lecheras de latón para que no se olvide que el recinto en el que se encuentran fue una antigua vaquería que proporcionaba leche a los núcleos de Movera y Santa Isabel. A ver en qué otro sitio iban a conocer los pequeños datos como este.

Las plazas son limitadas, para poder mantener las distancias. Cada semana desarrollan un proyecto diferente y en la próxima se van a centrar en la gastronomía saludable. Las pizzas que hicieron el miércoles con los productos recogidos de la huerta auguran que será un buen tema. Las preinscripciones de los peques de 4 a 12 años se pueden realizar en el correo hola@laboratorioescrituracreativa.com. La actividad es de mañanas.

Si participan varias semanas consecutivas garantizan que no se repetirán actividades. Algo bueno tiene que tener el confinamiento, que les ha permitido idear todo tipo de entretenimientos. Luego, como corresponde a su voluntad transgresores, no les importa improvisar sobre la marcha. Es lo mejor de abrir el telón en medio del campo, sin coche alrededor.