La paralización de los comercios llevó a muchos empresarios a cambiar su estrategia de negocio. José Antonio Ibarra, propietario de la bodega Augusta Bílbilis de Mara -cerca de Calatayud-, espera actualmente que dejen lista su sección de venta online en la página web que ya tenía.

Antes de la crisis, afirma haberse «acomodado», «hice la bodega hace diez años. He tenido suerte, he hecho las cosas bien, he ganado incluso premios, y toda la producción que hago la tengo vendida», explica, ya que su clientela se compone de particulares, bares y restaurantes, distribuidores y un mínimo porcentaje de exportación.

A raíz del cierre de la hostelería, no ha podido vender y se ha quedado solo con la exportación y la venta a particulares. «Me he dado cuenta de que había cometido el error de quedarme tranquilo, vivir cómodo. En el momento en el que le vi las orejas al lobo, pedí que me crearan la opción de venta online», comenta.

Muchos clientes le han solicitado estos meses pedidos a través del correo electrónico, y con la venta directa en su web pretende descubrir un nicho de negocio que no ha abarcado anteriormente. Ve rentabilidad en el proyecto, aunque no confía en que vayan a aumentar las ventas mucho, «pero en caso de volver a encerrarnos, quiero tenerla y que sepan que dispongo de este canal», explica.

TRANSPORTES LAPUENTE

Cada año, se incrementa en un 30% el volumen de comercio electrónico respecto al anterior. Según explica Pedro Tomás, director de Transportes Lapuente en Zaragoza y parte activa de la Federación de Empresas de Transporte de Mercancías de Zaragoza (Fetraz), es un incremento importante, pero «las cifras del mes de abril a mayo fueron desproporcionadas», describe.

A nivel de Aragón, desde transportes Lapuente estiman que en venta online, la empresa ha superado el ritmo habitual de expediciones en un 75% más. «Durante este período, parte de nuestros clientes han estado cerrados y lo que es el transporte business-to-business (entre negocios) se ha reducido», explica Tomás.

Por ello, han destinado parte de los medios humanos y materiales que utilizan para ese tipo de entregas al del e-commerce, «pero sí que hemos tenido que contratar personal puntualmente para atender la demanda que ha habido», indica.

Entre la paquetería distribuida, al principio de la crisis se repartió sobre todo producto de papelería. En el último tramo ha sido el textil, dado el cambio de estación. Sin embargo, Transportes Lapuente ya ha reducido el ritmo, puesto que, según el cambio de fases de la desescalada, se redujo la demanda. «El avance de cada fase se ha notado con un descenso en las compras online», opina.

ORYX

La era covid-19 es sinónimo de adaptación y muchos negocios se han acomodado a las demandas generadas. Por ello, han guiado su camino hacia internet según su punto de partida.

Hay empresarios que se han dado cuenta de que tienen que empezar a vender online. Otros ya tenían tienda virtual y se han visto abocados a dedicar esfuerzos a experimentar cambios, en ciertos casos de más del 1.000% de incremento de ventas. Y hay quien intercala la tienda física y la de internet.

Son casos que se han dado estos meses y que han generado un aumento de la petición a empresas de desarrollo de páginas web, tiendas online y márketing. Un ejemplo es Orix, negocio de Zaragoza con 15 años en el mercado y que ha tenido entre un 300% y un 400% adicional de demandas con respecto a otros períodos. «Ha sido muy evidente que la gente estaba agobiada por la situación», explica Víctor Jiménez, CEO de Orix que trabaja junto a Celia Lahuerta. «También hemos tenido casos de personas que se han quedado sin trabajo o buscan una nueva manera de hacer negocio», añade.

El desbordamiento de peticiones ha sido una «locura» en Orix, según describe Jiménez. «Ha sido muy complicado atender a nuestros clientes, porque han aparecido todos», apunta. A lo que se suma el hecho de que estos nuevos clientes requieren un producto lo más pronto posible. Asimismo, el teletrabajo ha necesitado establecer cambios y por lo tanto ha afectado a la producción de este tipo de negocios.

Cuando en la segunda semana de confinamiento se vio que la situación se alargaría, comenzó a sonar sin cesar el teléfono. «Estuvimos desbordados e intentando solucionar las necesidades», comenta.