El 13 de junio se conocieron las notas de selectividad en Aragón, siendo la más alta un 13,999, nota compartida por dos estudiantes de Zaragoza, y la tercera, con 0,05 décimas de diferencia, la de una estudiante de Calatayud.

«Fue una grata sorpresa». así califica el zaragozano Diego Recaj, estudiante del instituto Pedro de Luna su 13,999. «Fue un poco raro porque esa nota nunca te la esperas», admite el estudiante. Diego contaba con la máxima calificación en bachillerato y afrontaba seguro la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EVAU) que para él ha sido «más fácil» gracias al cambio de formato de los exámenes.

La estructura establecida este año ofrecía más opciones temáticas para ayudar a que todos los alumnos, se hubieran adaptado a las clases virtuales o no, pudieran contestar el máximo número de preguntas, aunque para Diego «la exigencia de los correctores no ha sido diferente a otros años». Recaj quiere estudiar matemáticas, con un 11,055 como nota de corte el curso pasado, y en un futuro dedicarse a la docencia.

A pesar de tener la mayor nota en Aragón, al futuro estudiante de matemáticas, lo primero que le preguntó su familia al conocer la calificación fue «qué faltaba para conseguir ese 0,001», cuenta Diego riéndose, pero asegura que su familia está «muy orgullosa» de su logro.

Día de emociones

Natalia Robres comparte el primer puesto con un 13,999 y también describe como una «sorpresa» su nota. «Pensaba que algún fallo iba a tener», asegura la zaragozana. Aunque añade que llevaba todo el temario «machacadísimo», ya que el confinamiento le ha «favorecido» porque en su instituto, Sansueña, la han «ayudado un montón», dice estar «muy agradecida» con sus docentes. A pesar de su excelente nota como recompensa y el apoyo del profesorado, incide en que estudiar durante el confinamiento «se hizo muy pesado» porque retrasaron la fecha de los exámenes un mes más.

Natalia quiere estudiar en la Universidad de Zaragoza el doble grado de matemáticas y física y en un futuro trabajar en la NASA, pero si no conseguía la nota necesaria hubiera accedido a otras carreres, como física o matemáticas.

El tercer puesto lo ocupa Lara Romero con un 13,949, tan solo 0,05 décimas de diferencia con la nota máxima en Aragón. Su reacción al conocer la noticia sobre su elevada nota dista de la de sus compañeros porque Lara confundió algunas cifras al calcular su nota y pensaba que tenía menos. «De repente me llamaron de la Universidad de Zaragoza diciéndome que tengo un 13,949; yo pensaba que era un 13, 6», por supuesto estuvo encantada del aumento al igual que su familia que incluso se emocionó, «mi madre hasta lloró».

La estrategia de estudio de Romero fue continuar como si estuviera en su instituto, Leonardo de Chabacier. Según explica, «seguía con el horario aunque el profesor no diera clase virtual», también asegura que le «gusta más poder estructurarse el horario ella misma» porque se siente más libre, aunque su organización no ha evitado que se diese «palizas de verdad» estudiando.

El futuro

La bilbilitana quiere acceder a medicina «más adelante quiero hacer neurocirugía» en la Universidad de Zaragoza, aunque recalca que le gustan todas las ramas de estudio, «soy un culo inquieto, baraje desde arte hasta biología».

A la pregunta ¿cuál es el secreto para sacar tan buenas notas? Los tres estudiantes coinciden en la organización temprana del horario y Recaj añadía que «hay que sentir que tienes todo bajo control, no dejar que el agobio se te apodere». «Sobre todo cuidar las ganas de estudiar», avisa Robres y, también, «hacer ejercicio o algo que no fuera estudiar para despejarte», aunque para Romero el mejor consejo para los futuros examinados es «descansar y dormir para rendir mejor en los exámenes».

Estos jóvenes ya han pasado una de las pruebas más complicadas, la antes llamadas selectividad, y lo han hecho en un año en el que el curso escolar se ha visto alterado por la crisis del coronavirus.