El decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza, Javier López, ha sido acusado de cometer un delito de interceptación de correspondencia, conocido también como violación de correspondencia o descubrimiento o violación de secretos. La sentencia se ha conocido después de que la Audiencia Provincial de Zaragoza confirmara, este mes de julio, el auto presentado en el mes de febrero por el catedrático jubilado de la facultad, Miguel Ángel González de San Segundo. La querella se presentó ante el juez de instrucción número siete de Zaragoza y, según informó el propio González, se debió a la interceptación indebida del correo personal de los profesores de la facultad por parte del decano.

Según informó el abogado del querellante, Mariano Fransoy, la acusación fue rechazada en un primer momento por el fiscal para ser llevada a trámite, así que la denuncia fue trasladada a la Audiencia Provincial que confirmó que el proceso debía seguir adelante porque había indicios de haberse podido cometer un delito de este tipo, tipificado como interceptación de correspondencia.

El acusado, en este caso el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza, Javier López Sánchez, apeló antes estas acusaciones pero su recurso fue desestimado.

Los hechos

El relato de los hechos, según Miguel Ángel González de San Segundo, explica que en el año 2018 el propio profesor publicó un artículo historiográfico en una revista científica de la Universidad Complutense de Madrid.

El escrito, además, incluía la trayectoria «irregular» de una adjudicación de plaza en la Facultad de Derecho de la institución zaragozana que, según Fransoy, era una información cierta porque desde que se publicó había habido «silencio absoluto» y no se había «criticado» ni «debatido». Poco después, se descubrieron «los plagios del artículo» y se «desmontó la plaza vacante», expresó González.

Esta situación, provocó que en mayo del 2018, el profesor José Francisco Baltar renunciara a su puesto de vicedecano de estudiantes, al haberse abierto una investigación sobre su persona por parte de la Universidad de Zaragoza. En el año 2019, el catedrático de la facultad envió 30 ejemplares al resto de profesores y el decano, al enterarse de esos envíos, «ordenó abrir con la llave maestra los buzones de los profesores, que en total serían 156 casilleros, registrar el contenido y sacar las cartas que tenían mi nombre como remitente», señaló González de San Segundo.

«El bien que se protege es la calidad de la enseñanza, no ha llegado al profesorado y podría haber tenido una trascendencia», destacó Fransoy. Hubo malestar entre los trabajadores de la facultad, no obstante, en una de las juntas del decanato con los catedráticos, Javier López Sánchez aseguró que no volvería a hacerlo y pidió perdón. Sin embargo, ante lo ocurrido, el profesor decidió presentar la querella contra López en el mes de febrero, que no había sido confirmada hasta este mes.

Los hechos sucedidos habían significado un «agravio» para Miguel Ángel, según expresó el propio profesor. «Que el juzgado de instrucción y la Audiencia me dieran la razón naturalmente me ha dejado tranquilo porque es lo que yo pretendía», apostilló.