La Universidad de Zaragoza ha puesto en marcha este lunes un nuevo laboratorio con un nivel 3 de bioseguridad en el que tratará de comprobar científicamente si el ozono tiene propiedades para eliminar la COVID-19 de los tejidos.

Un equipo de tres investigadores iniciará esta semana las pruebas en el interior de una cabina de limpieza de textiles que ha desarrollado la multinacional MHY Yudigar para buscar una solución a la higienización de las prendas en las tiendas de moda.

Los científicos introducirán una muestra de tejido infectado con coronavirus en el interior de una cámara aislante, lo someterán a una dosis de ozono y varios días después analizarán con un microscopio si el virus ha desaparecido por completo o no.

"La ropa que nos hemos probado, no está demostrado que esté desinfectada", ha señalado a los medios durante una visita al laboratorio el investigador jefe del proyecto, Julián Pardo, un especialista en el área de inmunología de la Universidad de Zaragoza.

Pardo ha destacado la importancia de esta investigación para tratar de buscar una solución segura para la desinfección de las prendas textiles, ya que la eliminación mediante luz ultravioleta solo se ha comprobado que es efectiva en superficies lisas.

"Frente al virus en textil, las soluciones son más complicadas", ha expuesto el inmunólogo, que trata de encontrar "alternativas" para facilitar que los usuarios puedan probarse las prendas en las tiendas.

El prototipo de Yudigar es una cabina de apenas dos metros de altura, protegida con una puerta estanca y con capacidad para albergar un perchero alto con varias decenas de prendas, que son sometidas al efecto del ozono en apenas 15 minutos.

Una de las ventajas de este diseño es que el propio dispositivo genera el ozono, pero también cuenta con un catalizador que lo descompone posteriormente, para evitar que se filtre a la atmósfera como un gas de efecto invernadero.

"El ozono es peligroso tanto para el ser humano como para la atmósfera", ha aclarado Pardo, quien ha reconocido que en altas dosis puede llegar a provocar incluso una reacción explosiva.

Las investigaciones son el resultado de un convenio entre la Universidad de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y la multinacional, que se ha encargado de financiar la adquisición de los aparatos para montar el laboratorio en la Facultad de Veterinaria.

Precisamente, la investigación estaba pendiente de la llegada desde Alemania de un filtro HEPA (Recogedor de Partículas de Alta Eficiencia, por sus siglas en inglés) que servirá como barrera para impedir que el coronavirus pueda salir de las instalaciones.

A la inauguración ha acudido el vicepresidente y consejero de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial del Gobierno autonómico, Arturo Aliaga, quien ha puesto en valor la importancia de crear una cabina de desinfección "made in Aragón".

"El comercio, para cumplir con los requisitos que les mandamos de seguridad, necesita tecnología", ha destacado el vicepresidente.

También ha intervenido el rector en funciones de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, quien ha recordado el papel imprescindible que está jugando la ciencia para contener la pandemia de COVID-19.

"Esta investigación es posible porque ha habido grupos de investigación que han hecho previamente ciencia básica", ha enfatizado el rector.

Mayoral ha hecho un llamamiento a la clase política para que lleve a cabo un "cambio de mentalidad" que permita seguir apostando por la ciencia como solución para los retos de la ciudadanía.

"La sociedad del conocimiento va a ser el futuro de Aragón", ha subrayado.

En la misma línea se ha manifestado el director general de Yudigar, José Benito Pardo, quien la destacado la importancia de seguir colaborando en proyectos de investigación con la Universidad de Zaragoza.

"Es un campo de innovación, de formación y de selección de futuros profesionales incomparable", ha destacado el gerente de la multinacional.