El Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía está investigando el entorno del joven que mató a cuchilladas a su padrastro e hirió gravemente a su madre para determinar las circunstancias en las que se produjo el parricidio, que causó una gran consternación entre los vecinos de la calle Teniente Coronel León Moyano del zaragozano barrio de La Paz.

El agresor, que hoy pasará posiblemente a disposición judicial, acabó con la vida de su padrastro el pasado martes por la tarde, mientras que la madre logró huir de una muerte segura cuando salió a la calle corriendo y pidiendo auxilio.

Sin embargo, el estado de salud de la progenitora es muy delicado y, tras ser intervenida, se encuentra internada en la unidad de reanimación del hospital Miguel Servet, estable dentro de la gravedad, según explicaron ayer fuentes de Sanidad del Gobierno de Aragón.

Ahora la investigación se centra en determinar qué impulsó al joven, de unos 26 años, a atacar salvajemente al marido de su madre, con el que esta contrajo matrimonio hace seis años. En este sentido, serán fundamentales las informaciones que faciliten las personas de su entorno, desde amigos y conocidos a familiares y vecinos.

Entre estos últimos predomina la creencia de que el agresor, muy alto y fornido, padece algún tipo de problema mental que lo convierte en una persona sumamente agresiva y de reacciones de extrema violencia.

Los residentes lo veían ir y venir y algunos de ellos lo evitaban, temerosos de que una simple mirada supusiera tener problemas con el joven, que al decir de más de un vecino se dedicaba al trapicheo de droga tras haber realizado diversos trabajos. Hoy está previsto que sea puesto a disposición judicial como supuesto autor de un homicidio consumado y otro frustrado, según indicaron fuentes próximas a la investigación.

El brutal suceso se convirtió en una ocasión para que los residentes en la calle León Moyano, habitualmente muy tranquila, desplegaran un gran esfuerzo solidario. Varias personas corrieron en ayuda de la madre del atacante cuando esta se sentó en el bordillo de un jardincillo existente a una veintena de metros de su vivienda adosada.

«La mujer estaba desangrándose, llevaba un corte profundo en el vientre y alguien le tendió una toalla para que se protegiera esa parte de su cuerpo», señaló una testigo del suceso. Un vecino lamentó lo sucedido y se refirió a los padres del agresor como «unas buenas personas» que eran conocidas de vista y que solían pasar inadvertidas, al contrario que el autor del hecho, que fue detenido por varios agentes tras conminarle repetidas veces a que arrojara el cuchillo al suelo.