El teletrabajo ha venido para quedarse. Al menos eso parece a juzgar por cómo ha calado esta modalidad entre las grandes empresas aragonesas, que en la mayoría de los casos han generalizado su implantación más allá de los meses del confinamiento. Hasta la crisis sanitaria del coronavirus, esta fórmula era algo residual en la mayor parte de las compañías, pero esta situación excepcional obligó a aplicarla a marchas forzadas y por pura necesidad. Aunque pendientes de la futura ley que regulará este modelo laboral, la pandemia ha supuesto la confirmación de que es una opción viable y beneficiosa tanto para la empresa como para el trabajador.

Tras el estado de alarma, las empresas han mantenido en mayor o menor medida un porcentaje de su plantilla trabajando en remoto desde sus casas. Los rebrotes surgidos a mediados de julio en Zaragoza provocaron en algunos casos que se diera marcha atrás al retorno generalizado a las oficinas. Para hacer que la vuelta de las vacaciones lo más segura posible, en un contexto marcado por el riesgo de rebrote del coronavirus, la mayoría de las empresas siguen manteniendo elevadas cuotas de trabajo a distancia en los puestos que es posible.

La planta automovilística de PSA en Figueruelas, principal centro de trabajo de Aragón, es un ejemplo significativo de este cambio de paradigma. En las áreas de administración no directamente relacionadas con producción, unos 250 empleados (la mayor parte de la plantilla) están teletrabajando en estos momentos como parte del protocolo de seguridad del grupo. «El mundo laboral tal como lo conocemos va a cambiar, y en ese nuevo mundo las herramientas digitales y el teletrabajo tendrán sin duda un mayor protagonismo», aseguran fuentes de la compañía. Desde PSA recuerdan además que en los próximos meses se tomarán iniciativas que «redundarán en una mayor eficiencia, reducción de desplazamientos y mayores oportunidades y posibilidades de conciliación laboral y familiar».

En Ibercaja, la plantilla de servicios centrales, que se concentra en la sede de plaza Paraíso, presta servicio «mayoritariamente en teletrabajo». Los motivos son «obvios», explican desde el banco aragonés. «La concentración de personas en el edificio central es un riesgo en sí mismo y el trabajo, al no requerir contacto directo con el cliente, es más sencillo de llevar completamente a digital», razonan. Caso distinto es el de las oficinas bancarias, donde se requiere el contacto presencial y que incluso en el periodo de confinamiento estricto estuvieron abiertas al público por considerarse un servicio esencial. Casi todas tienen menos de diez empleados y ahora el 100% de la plantilla está atendiendo a los clientes.

LA EXPERIENCIA DE BSH

En Caja Rural de Aragón, en torno al 40% de la plantilla de servicios centrales no ha vuelto a la oficina por estar en régimen de teletrabajo o de vacaciones. La entidad ofrece la posibilidad de acogerse a esta modalidad hasta el 1 de octubre por razones «de seguridad y organización» y «dar la flexibilidad para la conciliación familiar». En función de cómo evolucione la pandemia se ampliará este plazo.

BSH Electrodomésticos, otro de los pesos pesados de la industria aragonesa, cuenta desde antes de la pandemia con una norma de teletrabajo para aquellos empleados cuyo puesto o función lo permite y facilita para ello los medios técnicos necesarios. Con el covid-19, el teletrabajo ha sido «una de las medidas estrella» de la compañía que ha aplicado y ha utilizado más activamente a lo establecido anteriormente, tanto para ayudar a contener la pandemia en los centros de trabajo como para mantener la actividad de negocio necesaria. «Prevemos seguir desarrollando la norma teniendo en cuenta, lógicamente, los posibles avances legislativos que se anuncian», señalan desde el grupo que incluye a la marca aragonesa Balay.

Las oficinas del grupo Pikolín, situadas junto a la fábrica de Plaza, sí han recuperado casi la total normalidad. La amplía mayoría de los 200 empleados que no están en la parte productiva volvieron en junio al modo presencial. «Nuestras instalaciones son muy grandes y hay mucho espacio para respetar distancia», subrayan desde el fabricante de colchones. No obstante, la opción del teletrabajo se mantiene para el personal de riesgo y con necesidades de conciliación, si bien, «son la excepción», detallan.