TRIBUNALES
Piden 12 años de cárcel al dueño de un restaurante por violar a una joven que buscaba trabajo de camarera
El acusado, que se enfrenta a 12 años de cárcel, niega las acusaciones y su defensa pide que sea absuelto por no haber delito

Piden 12 años de cárcel al dueño de un restaurante por violar a una joven que buscaba trabajo de camarera
F. V.
Gustavo A. L., propietario de un restaurante en Cuarte de Huerva acusado de violar a una joven que buscaba trabaja como camarera, ha manifestado esta mañana en la Audiencia de Zaragoza que «ella misma me propuso ir a un hotel en Cadrete", por lo que no se esperaba que luego lo acusara de agredirla sexualmente.
El hostelero se expone a una condena de 12 años y a una indemnización de 12.000 euros por violar, supuestamente, a la denunciante, de 20 años, que acudió a su local el 23 de abril del 2018 tras haber contactado con él en Job Today, con el propósito de realizar una entrevista de trabajo.
Pero ella ha negado tajantemente esta versión. Al parecer, en la conversación entre ambos, mantenida supuestamente en tono de broma, salió a relucir el precio del hotel y se debatió quién lo pagaría, a tenor de la información recabada tras el juicio, celebrado a puerta cerrada.
Según el fiscal y la acusación particular, ejercida por Isabel Rived, el procesado, que tiene antecedentes por abusos y acoso sexual en el 2017 y está en la cárcel, invitó a cenar a la solicitante de trabajo y le rellenó continuamente la copa de vino, hasta que se fueron todos y, al quedarse los dos solos, comenzaron a bailar mientras él le frotaba el pene contra las nalgas y trataba de besarla. También fumaron un porro. Al parecer, la entonces esposa del acusado vio la escena por las cámaras del local y llamó para decir que iba a ir.
En un polígono industrial, de madrugada
Entonces el acusado y la chica se marcharon en el coche de él y la joven rehusó ir a un hotel de Cadrete, por lo que el hostelero le ofreció dinero, según el fiscal, que aseguró que en su lugar fueron a un polígono industrial y allí, contra la voluntad de ella, que estaba muy disminuida por el consumo de alcohol, la penetró por vía anal, vaginal y bucal en el asiento trasero. Ella le había indicado previamente que nunca lo había hecho, según el escrito de acusación.
Después él le metió 200 euros en la cartera y volvieron en su coche, que sufrió un accidente y se reventaron dos neumáticos al golpear un bordillo o protector de carril-bici, por lo que la denunciante tuvo que coger un taxi.
La defensora, Patricia Rodrigo, ha destacado que todo fue de mutuo acuerdo y que la joven antes y después del acto sexual se comportó de una forma que no se corresponde con el de una persona que es objeto de una violación. Ha manifestado que tras sufrir el accidente ella lo ayudó a poner los triángulos y que al día siguiente intercambiaron whatsapps en los que no se trasluce que fuera víctima de una agresión.
"Sintió miedo"
La acusadora particular, que subsidiariamente pide abusos sexuales, ha subrayado que el acusado venció toda resistencia de la denunciante al emborracharla y darle un porro y que la joven sintió «miedo» al verse sola, de madrugada, en un polígono, con un hombre 20 años mayor que ella que incluso le propinó golpes.
"En los whatsapps previos y posteriores al hecho objeto de la vista, el acusado emplea un lenguaje impropio de una persona que va a contratar a una trabajadora para su negocio de hostelería, con exprsiones como 'prepárate' y 'va a ser una noche muy larga' y otras por el estilo", ha señalado la acusadora particular.
La denunciante ha declarado detrás de un biombo y ha afirmado que el dueño del local estuvo «demasiado cariñoso» con ella y que le guiñaba el ojo al tiempo que le servía vino. Sin embargo, el acusado ha asegurado que si daba bebida a la solicitante de empleo era porque ella lo pedía. Asimismo, ha mantenido que la chica estaba a gusto en el restaurante y que no le decía no a nada de lo que él le ofrecía mientras trabajaba sirviendo a otros clientes.
En tratamiento psiquiátrico
La joven, que en la actualidad recibe tratamiento psiquiátrico por los hechos objeto del juicio, ha indicado que en un momento dado él se puso «agresivo». La acusadora particular, en sus conclusiones, ha sostenido que su clienta, una vez pasada la agresión y recuperada la calma, repasó fríamente los sucesos vividos en la parte trasera del coche del dueño del restaurante y decidió interponer una denuncia por agresión sexual.
La joven, según la versión de las acusaciones, presentaba unas lesiones en un hematoma en la cara interna del antebrazo izquierdo y en la cresta ilíaca (cadera) izquierda. No se apreciaba desgarro vaginal.
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