El abogado zaragozano Marco Antonio Navarro ejerció de acusador particular contra un vecino de Utebo que acosaba y amenazaba a miembros de la Guardia Civil y de la Policía Local de la localidad zaragozana con los que estaba obsesionado. Consiguió sentarle en el banquillo y que S. D. Q. fuera condenado por ello, pero la historia se ha vuelto en su contra, ya que ahora es el letrado el que sufre lo mismo que aquellos agentes a los que defendió. Tuvo que denunciar al hombre y acaba de lograr una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación.

El acoso que refiere Navarro se remonta a diciembre del 2019 cuando salió publicado en los medios de comunicación la sentencia condenatoria contra S. D. Q. por ir detrás de los guardias civiles. En ese momento comenzó a recibir llamadas en el despacho que bien eran atendidas por el propio penalista, así como por otros compañeros. «Hasta ese momento no le hizo caso alguno, pues consideraba que no tenía importancia, se encontraba bajo la influencia de un trastorno mental», señala el abogado.

Todo ello hasta el día 23 de julio de 2020, que sorpresivamente el denunciado, a través del teléfono móvil de su pareja, comenzó, presuntamente, a enviar una retahíla de mensajes «con ánimo de amedrentar, vejar y coaccionar» al abogado. Entre las afirmaciones que le señaló destaca: «500 euros vales tú», «Ala nos vemos todos juntos en nada», «vete al penal 3 corre, y a Estrasburgo», «Tu carrera te pido?».

Daños

Pero no acaba ahí, señala el abogado en la querella. A los pocos días, cuando salía de su domicilio particular observó que su moto había sido vandalizada. Hecho que fue puesto en conocimiento del Juzgado de Instrucción número 11 de Zaragoza, quien decidió archivar el caso.

El letrado no recurrió dicho auto, puesto que las manifestaciones según criterio del juzgador solamente eran vejatorias leves. El 19 de octubre el abogado zaragozano tuvo que bloquearle de todos los sitios, incluido el móvil de su pareja. A pesar de ello, sigue enviándole mensajes, lo que «está convirtiendo en un acoso, puesto que nada he hecho más que defender a un cliente en un procedimiento penal, es decir, un trabajo». Entre los enunciados que le ha enviado últimamente resaltan frases como: «pesado será tu madre», «abogado corrupto», «nos vamos a ver en un juicio», «la has cagado, vamos a por ti».

Ante todo ello, el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza decidió acordar de forma cautelar una orden de prohibición contra S. D. Q. a menos de 200 metros y de comunicarse con él por cualquier medio informático o telemático, de forma verbal o escrita, durante el tiempo que dure esta media. Tiene el apercibimiento expreso de incurrir en el delito de quebrantamiento de condena o medida cautelar que llevaría a decretarse su inmediata búsqueda y captura para ser puesto a disposición judicial a fin de adoptar su prisión provisional.

S. D. Q. fue condenado, y ratificado dicho fallo por la Audiencia Provincial de Zaragoza, a las penas de multa, que suman 1.560 euros, que le fueron impuestas, así como las medidas de alejamiento de sus dos víctimas y de sus respectivos hijos durante dos años. Además tuvo que indemnizar a una de las afectadas con 600 euros y al otro, con 500, por daños morales y pagar las costas de la acusación particular, el abogado ahora denunciante.

La jueza tuvo en cuenta el «trastorno antisocial de la personalidad» con un cuadro de desarrollo «deliroide/delirante de perjuicio y persecución» por la Guardia Civil que padece el acusado y le aplicó la eximente incompleta de alteración psíquica. Tiene pendiente responder por un delito de atentado contra agentes de la Policía Nacional en Zaragoza, ciudad en la que ahora vive.