Los peores pronósticos se han cumplido para el sector de la nieve en Aragón. La mayor parte de las estaciones de esquí la comunidad han renunciado a abrir durante la próxima Navidad, que supone el grueso de la campaña (entre el 30% y el 40%) para este negocio. El mantenimiento de las limitaciones de movilidad provincial hace inviable la apertura, que la mayoría de empresas habían fijado para el próximo miércoles (23 de diciembre), ya que esto implica que los centros invernales del Pirineo oscense y de las sierras de Teruel no pueden recibir esquiadores de Zaragoza.

La prolongación de esta restricción sanitaria hasta el 12 de enero fue dada a conocer ayer por el presidente de Aragón, Javier Lambán, y la consejera de Sanidad, Sira Repullés. Aunque era algo esperado en los últimos días, el anuncio cayó como un jarro de agua fría sobre esta actividad, que genera más de 2.000 empleos directos en el momento más álgido de la temporada.

«Difícilmente podrán abrir las estaciones de esquí», auguró Lambán durante su comparecencia a mediodía. Poco después, el grupo Aramón, al que pertenecen cuatro de las seis centros (Cerler, Formigal-Panticosa, Javalambre y Valdelinares), confirmaba que desistía en su intento de iniciar la temporada en Navidad.

«La evolución de la pandemia y las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias en nuestra comunidad hacen que no se den las condiciones de apertura», señalaron fuentes de la empresa, participada al 50% por la DGA e Ibercaja. «Seguimos pendientes de la evolución sanitaria y trabajando para abrir cuando se den las condiciones», agregaron.

La estación Candanchú, ubicada en el valle del Aragón, también comunicó en su cuenta de Instagram que posponía la apertura de sus instalaciones hasta que las limitaciones de movilidad «vuelvan a flexibilizarse y las condiciones meteorológicas lo permitan». «Lamentamos los contratiempos y trastornos ocasionados a todos los amantes de nuestras montañas y valles», señalaron desde la empresa, aunque aseguran que seguirán apostando «por la apertura».

La única estación aragonesa que todavía no ha tirado la toalla es la de Astún. Este centro, explotado por la la empresa EIVASA, no ha tomado de momento una decisión sobre si cancelar su apertura para el 23 de diciembre. «Por el momento estamos ahí, en lo que dijimos. Cuando tomamos la decisión de abrir el 23 lo hicimos con las normas que regían entonces. Ahora tendremos que estudiar si es viable abrir con las nuevas condiciones», explicó a este diario Andrés Pita, director de este complejo.

La decisión, eso sí, no la tomarán «ni en 15 minutos ni en un día», advirtió, por lo que posiblemente haya que esperar a mañana para saberlo. «El objetivo este año es abrir y que la gente venga, como siempre. Será difícil salvar la temporada, pero ni mucho menos la damos por perdida», añadió.

Aunque las pistas no se pongan en marcha en este periodo festivo, Lambán también consideró que esto suponga que «hay que dar la temporada por perdida». «Habrá que ver cómo van evolucionando las cosas», matizó. Ante el mazazo que supone, garantizó que «no daremos la espalda al sector y a los valles» y zonas de montaña ligadas al turismo blanco. «Sabemos lo importante que tiene la nieve», remarcó. «Nunca hemos dejado a nadie tirado. Con mayores o menores cuantías, hemos ayudado a los sectores damnificados» por la pandemia, defendió.

Apuntó asimismo que, de manera previa a las restricciones acordadas por la DGA, la apertura de las dos estaciones de esquí turolenses (Javalambre y Valdelinares) ya era «inviable» ante la imposibilidad de recibir a visitantes valencianos --el grueso de sus usuarios--, debido a las limitaciones de movilidad que ha impuesto esta comunidad autónoma de cara a la Navidad, que son las más duras aplicadas de toda España.

El presidente puso de contexto que la «práctica totalidad» de los países europeos han optado por no permitir la apertura de los complejos de esquí, una decisión en la que cree que ha influido el hecho de que se considere que fue este sector el que «dio origen» a la extensión de la pandemia en el continente por la transmisión de contagios que se produjo en primavera en una estación austriaca.

Cataluña, la excepción

Las estaciones de esquí de la vecina Cataluña, que son competencia directa de los complejos invernales aragoneses, están abiertas desde el lunes de esta semana que acaba. Han habilitado el acceso con un 30% de aforo en el conjunto de las estaciones y el número absoluto de esquiadores que se admiten varía a diario según el número de kilómetros esquiables disponibles. En las cafetería de las pistas también se ha limitado el aforo al 30% y en las terrazas la separación debe ser de dos metros entre las mesas. La mascarilla es obligatoria en los remontes pero no en las bajadas. Desde el lunes y hasta el jueves, cuando estaba permitida la movilidad dentro de Catañuña (también entre provincias) las pistas tuvieron bastante afluencia, pero desde el jueves el Gobierno catalán impuso el confinamiento perimetral de las comarcas.