54 años después de servir la primera caña el Bar Artigas ha cerrado sus grifos. La pandemia se cobra una nueva víctima en Zaragoza y si bien la crisis del covid no ha sido el único factor que ha influido en la decisión de cerrar este mítico local sí que ha sido uno de los agravantes. “Está siendo un año muy malo. Estábamos totalmente desmoralizados”, dice ahora Enrique Artigas, Kike para los que le conocían, el que hasta esta semana dirigía una de las barras de tapas más llamativas y repletas de la ciudad.

Cerrar el Artigas, su bar, no ha sido “nada fácil” cuenta Enrique con el tono entrecortado. “Llevaba meses de baja, me daban ya la jubilación, los gastos hay que seguir pagándolos y con la pandemia pues…Entre unas cosas y otras…”, cuenta. Aguantar se había convertido en un acto de valentía que nada tiene que ver con la rentabilidad de un negocio. “Llevo desde los siete años allí… te puedes imaginar cómo estoy”, explica Enrique al otro lado del teléfono, muy emocionado.

El anuncio del cierre del Artigas se hizo oficial este martes a través de una publicación en su cuenta de Instagram. “Nunca se sabe cuándo va a llegar un día así, pero hoy ha llegado… anunciamos que cerramos definitivamente”, decían en el mensaje. “La noticia de la jubilación de Kike (Enrique) y el hecho de que este año haya sido fatídico para la hostelería” han sido las causas que hay detrás de esta decisión, explicaban en la misma publicación.

Kike, como le conocían los amigos, en su barra repleta de pinchos.

Y es que, si el covid no hubiera llegado para arrasar con todo, el futuro del Artigas podría haber sido otro. “Mi hijo igual lo cogía, pero ahora imposible tal y como están las cosas. El local es nuestro y si en unos meses esto pasa y él quiere pues oye, que lo abra, pero que sea decisión suya”, explica Enrique, que a pesar de guardar miles de recuerdos positivos de su bar no romantiza para nada un oficio “duro” y que te obliga a trabajar más cuando los demás están de fiesta. “La hostelería es muy sacrificada, yo prefiero que él siga donde está. Él siempre ha estado ayudándome y sabe cómo se sufre. Les he intentado inculcar que, si me han visto a mí que no lo hagan ellos”, remata.

La historia de este local situado en la calle Pamplona Escudero se remonta al año 1967. Entonces el padre del actual dueño montó este bar que desde entonces lleva sirviendo vermús y cenas sin cesar. “En el 75 ya cogimos el bar los tres hermanos y ahora quedaba yo solo”, explica Enrique. En marzo, antes del estado de alarma, estaban trabajando en el Artigas ocho personas. Ahora eran tres.

Un bar de toda al vida

Y muchos más eran los conocidos de Enrique, que sin poder acabar la frase por la emoción asegura que “el 10% de los zaragozanos le conocen”. “Me fastidia cerrar por la gente”, cuenta, justo antes de que otro hombre le pare por la calle y le preguntara: “Oye, he oído que te vas a jubilar, ¿no? ¿Pero el bar lo abriréis o qué?”. “Hemos cerrado y de momento ya me he jubilado”, respondía Enrique al señor.

Este año ha estado abiertos desde el 1 de enero hasta el 13 de marzo; desde el 17 de junio hasta el 26 de julio y desde el 17 de septiembre hasta el 26 de octubre. Un vaivén de cierres y aperturas que han podido con la moral de todo un veterano sirviendo cañas. Si le preguntas si ha faltado empatía por parte de las instituciones prefiere no contestar para no enervarse. “Nos han dejado de lado”, dice, y se acuerda también de los pequeños comerciantes, “que lo están pasando incluso peor”.

En el Artigas, cuenta su propietario, él era un vendedor, “no un reponedor”. “Conocía los gustos de todos. Sabía lo que iban a tomar y lo que les gustaba. Muchos ni me pedían. Llegaban y yo les servía y siempre se quedaban conformes. En una barra la sabiduría cuenta mucho”, afirma. Ahora, esa sabiduría desaparecerá de las calles de Zaragoza. Cierra el Artigas, un bar de los de toda la vida. Otro más en la lista negra que deja el 2020.