Hay niñas que con solo seis años sienten miedo y ansiedad al enfrentarse a operaciones matemáticas. Un sentimiento más fuerte entre ellas que el que perciben los niños de su edad. Así lo ha constatado un estudio de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, que quiere cambiar esta situación. Después de más de dos décadas trabajando para dar a conocer la ciencia entre las alumnas en edades tempranas y subir los porcentajes de mujeres en las llamadas carreras STEM (siglas en inglés para Science, Technology, Engineering and Mathematics -- Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), 17 ingenieras aragonesas o relacionadas con la comunidad autónoma cuentan las historias de sus vidas para mostrar a los lectores de Educación Primaria que las mujeres tienen mucho presente y futuro en estas materias.

El libro '10001 amigas ingenieras' --título en código binario que tendrán que 'traducir' los lectores--, coordinado por María Villarroya y con ilustraciones de Sonia Sanz Escudero, quiere enseñar a las niñas y a los niños que las mujeres tecnólogas existen y que cualquiera puede dedicarse a las ciencias si lo desea.

«Seguimos siendo muy pocas. Seguimos por debajo del 30% en estudiantes. Y hay que cambiar las cosas. Actividades en Secundaria casi no cambian los números, y hemos decidido que hay que ir a la Primaria», explica Villarroya. «Hemos constatado que las niñas sienten que se les dan peor las Matemáticas, algo que crece entre los 6 y los 12 años. Hay que saber que algunas niñas les tienen miedo, y no lo tienen que tener, porque son buenas y lo pueden hacer», insiste.

Las 17 mujeres que cuentan su historia en el libro, que a su vez hablan de otra veintena de investigadoras destacadas en la historia que les inspiraron en su camino, acompañan su experiencia con experimentos que pueden acercar, de manera práctica, para qué sirve la ciencia. Por ejemplo, el funcionamiento de los teléfonos con un hilo y dos vasos.

Además, el objetivo del proyecto --que ofrece recursos didácticos para los colegios y vídeos en su canal de Youtube-- es 'normalizar' a las ingenierias y ayudar a las niñas a perder el miedo al fracaso. «Queremos referencias normales. La mayoría de las que contamos nuestro caso estamos en Aragón, a veces trabajamos juntas o quedamos para ir al cine. Es importante que todo el mundo se identifique: estés donde estés, puedes ser ingeniera». «Las ingenieras también nos equivocamos. No hay que tener miedo a la equivocación; si algo no sale a la primera, lo vuelves a intentar», reflexiona la coordinadora.