El año 2020 fue el primero en el que el Sistema Nacional de Salud, a través de las comunidades, financiaba los tratamientos para dejar de fumar. En concreto, los dos fármacos que se pueden adquirir con receta y descuento son la varemiclina (Champix según su nombre comercial) y el bupropion (Zyntabac). Desde enero hasta noviembre, periodo del que existen datos, un total de 8.649 pacientes comenzaron alguno de los dos tratamientos en Aragón. El 46% del total (3.991) lo hicieron los dos primeros meses del año, antes de la pandemia. Después las cifras descendieron y la tendencia al alza no se ha llegado a recuperar.

«Este año ha habido muchas excusas para no dejar de fumar», admite resignada la terapeuta de la Asociación para la Prevención del Tabaquismo en Aragón, Lourdes Clemente Jiménez, quien es además médico de familia en el centro de salud de La Jota, en Zaragoza, y profesora universitaria. Lo dice porque los hechos derivados del covid han desmotivado a muchos para decidirse a romper con el tabaco, como demuestra el nivel de abandono de los tratamientos financiados. De media, el 76% de las personas que comenzaron a tomar Zyntabac de enero hasta agosto no acabaron el proceso, mientras que las que tomaban Champix, más recetado, el porcentaje se quedó en el 47,7% de media. En total, casi la mitad de los que iniciaron un tratamiento lo abandonaron.

Dos pastillas al día

La diferencia en la tasa de abandonos entre ambos fármacos se debe a que el bupropion (Zyntabac) «tiene una eficacia demostrada mucho menor y además tiene más efectos secundarios», explica Clemente. El Champix, por el contrario, «resulta muy sencillo de tomar y la mayoría de los pacientes lo tolera muy bien». El proceso dura tres meses y solo hay que tomar dos pastillas al día. «Un porcentaje altísimo de los que terminan el tratamiento dejan de fumar», asegura la médico, aunque admite que hay muchas personas que, después de acabar con la primera caja de píldoras, se confía porque ya no le apetece fumar y no sigue con el tratamiento, lo que suele acabar con un cigarrillo, de nuevo, entre los labios.

El Champix quita, aproximadamente, el 80% de las ganas de fumar, «el otro 20% depende de la persona», dice. «Si no hay una voluntad firme de dejarlo no lo conseguirá, pero con la medicación es mucho más fácil», asegura Clemente. Para que los aragoneses opten a que se les financie el tratamiento deben pasar dos tests: uno, el de Fagerström, que consiste en cinco preguntas cuyas respuestas determinan la dependencia de esa persona al tabaco; y otro, el de Richmond, que establece la motivación del paciente para dejarlo. El Gobierno de Aragón solo financia un intento por año y siempre que la persona siga el tratamiento conforme a los meses establecidos.

La diferencia entre conseguir financiación y no se nota en el bolsillo: una caja de Champix con receta y para un mes cuesta unos 36 euros, mientras que sin el descuento vale 125. «Siempre hay una buena excusa para no dejar de fumar. Una es el coronavirus, otra el confinamiento, otra un ere... Por eso es muy importante encontrar una motivación», insiste. En cuanto a las cifras, el tabaco provoca unas 50.000 muertes al año en España.

Otros métodos: Chicles, parches y leyes

Otros métodos: Los chicles de nicotina son uno de los métodos más escogidos por los fumadores que quieren dejar el tabaco. Su precio en las farmacias está en torno a los 14 euros el paquete de 30 (no se pueden consumir más de 15 piezas al día) y, según lamenta la médico Lourdes Clemente, este tratamiento no está financiado por el Sistema Nacional de Salud, a pesar de que su eficacia es muy elevada. «También hay gente a la que no se le puede recetar ni Champix ni Zyntabac por distintas razones y tienen que pagarse otras terapias -como los chicles-, y no todo el mundo se lo puede permitir», dice Clemente, miembro de la Asociación para la Prevención del Tabaquimso en Aragón. Esta entidad, por cierto, no recibe fondos del Gobierno de Aragón desde hace dos años, por lo que ya no puede realizar terapias de deshabituación tabáquica.

Por otro lado, este 2021 se cumplen 15 años de la primera ley Antitabaco que reguló el consumo de esta sustancia legal en algunos espacios cerrados y diez desde que se actualizara en el año 2011. A pesar de los diferentes intentos de la Administración para reducir el número de fumadores en España, esa tasa se ha mantenido estable en los últimos tres lustros.

Según la encuesta sobre alcohol, drogas y otras adicciones del año 2019, el 32,3% de los españoles de entre 15 y 64 años fuma diariamente, cifra prácticamente idéntica a la del 2005. Aumentó además el porcentaje en el 2019 de las personas que no se plantean dejar de fumar (un 38%). En la actualidad, se ha prohibido fumar en las terrazas por el covid, pero está previsto que el Ministerio de Sanidad anuncie nuevos planes contra el tabaquismo en los próximos meses.