La nueva prueba de fuego para la planta de Figueruelas se llama Stellantis. El cuarto mayor productor de vehículos del mundo, fruto de la fusión de Fiat-FCA y PSA, abre la puerta a un horizonte desconocido para la factoría aragonesa, aunque los expertos del sector consideran que la nueva corporación supone más una oportunidad que un riesgo para el mejor activo de Opel en Europa.

Figueruelas cerró el 2019 como la segunda planta española con más vehículos fabricados (391.000), solo por detrás de Vigo (casi 500.000), aunque las expectativas de la factoría aragonesa antes del covid eran la de superar el medio millón de vehículos producidos. A su favor también juega que el Corsa, el modelo estrella de Opel y que se fabrica en exclusiva en Zaragoza, camina con paso firme en la era eléctrica y se consolida como un superventas en su segmento. El máximo responsable de Stellantis, Carlos Tavares no escatimó en elogios para el modelo.

«Vamos a encontrar una forma rentable para producir modelos de Fiat tanto como hemos podido hacer un Corsa muy rentable, que se vende más en Alemania que el mejor producto de sus rivales alemanes. ¿Por qué no lo vamos a poder hacer con los coches italianos?». Toda una declaración de intenciones. Y una baza que Figueruelas debe saber jugar, que se debe posicionar como una planta que aspire a fabricar cualquier modelo de la marca italiana si quiere tener protagonismo en la nueva era de Stellantis. Porque en todo proceso de fusión hay oportunidades, pero también riesgos.

El nuevo consorcio nace con un problema, su exceso de capacidad. Un informe de la consultora LMC Auto, señala que Stellantis puede llegar a fabricar 14 millones de vehículos al año. Pero en el 2019 (antes del covid) FCA-Fiat y PSA produjeron, por separado, poco más de ocho millones. Conclusión: solo se vende el 58% de lo que se puede fabricar. Habrá que esperar para comprobar que conejo se saca de la chistera Tavares para que las 27 plantas que suma ahora Stellantis (ver gráfico) sean rentables sin que eso afecte al empleo. Aunque, tanto responsables de las empresas auxiliares de Aragón como sindicatos y expertos sostienen que la sobrecapacidad pasará factura de una u otra forma.

Pero si algo tiene Figueruelas es experiencia en asumir nuevos retos. Han sido innumerables, pero basta con destacar. En febrero del 2006, la fábrica aragonesa logró adjudicarse el Meriva en detrimento de su competidora Gliwice (Polonia), un hito en un momento en el que la deslocalización de producciones de la industria en general hacia el Este de Europa era una constante. Además, planta aragonesa se mantuvo firme ante la quiebra de GM en Estados Unidos y una venta que no llegó a producirse en el 2009 y que puso en jaque a los Gobiernos de media Europa, incluido el de Merkel.

Pero Figueruelas cuenta con muchos más avales para posicionarse con fuerza en la nueva Stellantis. En el 2014, Opel España logró que se localizará en Zaragoza la fabricación del Opel Mokka para acercar este exitoso producto al cliente europeo. El esfuerzo (logístico principalmente) fue titánico, pero se paso la prueba con muy buena nota.

Los logros más recientes han venido con la capacidad de Figueruelas de adaptarse a la nueva realidad tras la compra de GM por parte de PSA. Fue la primera planta de Opel en fabricar un modelo puro de PSA, el Citröen C3 Aircross, y logró adjudicarse la producción del Corsa en exclusividad --antes compartía el modelo con Eisenach (Alemania)-- para su venta en toda Europa. El último de los hitos de la planta aragonesa fue la producción del primer vehículo eléctrico de PSA en España, el e-Corsa, que, además, está respondiendo a las expectativas y que puede suponer un as bajo la manga para demostrar, una vez más, la competitividad de la factoría zaragozana.

«Son unos hitos y unos precedentes que sirven como carta de presentación de Figueruelas ante el nacimiento de Stellantis», señala el gerente del cluster del automóvil de Aragón (Caar), David Romeral.

El presidente del comité de empresa, Rubén Alonso, comparte el diagnóstico. «Estamos bien preparados porque la planta está considerada ejemplar dentro la multinacional», subraya, al tiempo que confía en poder optar a la adjudicación de nuevos modelos porque «somos una de las plantas más rentables».

A la expectativa

El cluster ibérico de PSA, integrado por las factorías de Vigo, Figueruelas y Villaverde (Madrid) son parte del núcleo duro de PSA y suman 14.000 empleados. Las tres cuentan con un elevado nivel de competitividad y están, además, adaptadas a la nueva movilidad eléctrica, puesto que fabrican modelos impulsados por baterías. Pero eso, a buen seguro, no será suficiente.

Por lo pronto, todo son incógnitas que pivotan sobre qué papel jugará Stellantis en China, de qué forma se reducirá la sobrecapacidad en Europa del nuevo consorcio, cual será el futuro de las factorías británicas de Opel tras el Brexit, a qué nuevos mercados podrá vender Figueruelas o de qué forma se acometerá la nueva era de la electrificación y las nuevas normativas medioambientales, que encarecerán los coches entre un 20% y un 40% en los próximos años. El futuro es una incógnita.