El desmantelamiento de la térmica de carbón es, paradójicamente, la única alternativa laboral y económica con que cuenta Andorra en estos momentos. Por eso, el inicio de los trabajos era esperado como agua de mayo. Las obras llegan siete meses después de que la central se desconectara del sistema eléctrico y cuando han pasado ya dos años desde que eléctrica anunciara e iniciará el profuso proceso administrativo para cesar la actividad y proceder al desmontaje de esta gran instalación energética, que lo ha sido todo para la economía y el empleo de la zona durante los últimos 40 años.

La parálisis de la últimos meses ha generado malestar e inquietud en la zona, donde buena parte de los trabajadores de las subcontratas que trabajaban para Endesa se quedaron sin empleo y veían frustradas las expectativas de recolocarse en una desmantelamiento que no acababa de arrancar. Todo ello, en un contexto más enrarecido si cabe por la pandemia. La situación puede cambiar en escasas semanas ante los elevados volúmenes de contratación que se manejan.

«Por fin, ahora sí, viene ese oxígeno que venimos reclamando y los proyectos empiezan a plasmarse», afirmó el alcalde de Andorra, Antonio Amador, quien reconoció que la situación que se vivía era «preocupante». «La gente quiere seguir viviendo aquí, pero llevaba muchos meses sin trabajar», apuntó.

Amador se mostró confiado en revertir el parón y avanzar en la «diversificación productiva y económica» de la villa minera. Recordó en este sentido que las obras se prolongará hasta unos diez años entre el desmantelamiento y la construcción de plantas renovables planteadas por Endesa.

Sobre la llegada de otras inversiones, aseguró que el ayuntamiento está trabajando en la captación de varios proyectos empresariales, pero prefirió ser cauteloso y no hacer especulaciones hasta que se aseguren los proyectos: «los vecinos de Andorra más que anuncios se merecen que lleguen realidades».

El convenio de transición justa

La concreción de nuevas actuaciones estará ligada sin duda al convenio de transición justa de la zona que ultima el Gobierno central, un plan de reactivación socioeconómica que lleva demorándose desde que se anunció hace dos años. Desde el ministerio liderado por Teresa Ribera, que abarca las materias de energía y medio ambiente, justifican este retraso a un nuevo enfoque de la estrategia. En este tiempo, no obstante, este departamento ha reactivado y recuperado importante iniciativas e inversiones que había quedado postergadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que dejo sin ejecutar gran parte de las ayudas mineras. Así ocurrió, por ejemplo, como las destinadas a infraestructuras de municipios mineros, recientemente desbloqueadas.

Por lo pronto, Andorra tiene sobre la mesa el macroproyecto de energías renovables planteado por Endesa, que contempla invertir 1.427 millones de euros para construir 1.725 megavatios (MW) de generación verde. La mayor parte de la potencia (1.585) sería de fotovoltaica y 140 de eólica. Adicionalmente, la compañía prevé instalar 160 MW de almacenamiento en baterías y esta semana ha propuesto ubicar también una planta de producción de hidrógeno verde de 60 MW.