Comprar por internet y recibir tu paquete en unas horas implica una gran logística, pero es posible. El sector del e-commerce o comercio electrónico tiene por delante el reto de las entregas rápidas en la última milla, el último paso o trayecto que debe realizarse en la entrega final del paquete, y para eso es necesario que se creen centros de distribución en las ciudades. En el caso de Zaragoza, el polígono de Cogullada gana posiciones para albergar lo que se conoce como un hub urbano de alta capacidad. No será el único, porque se plantea la posibilidad de crear otros más pequeños en los barrios consolidados con locales vacíos de grandes dimensiones.

Esta es la propuesta del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón-La Rioja que ha liderado el proyecto para convertir a la capital aragonesa en un laboratorio de pruebas de la distribución urbana de mercancías (DUM). Zaragoza ha sido elegida por la DGT para impulsar este programa que tiene como objetivo principal agilizar y optimizar el reparto de la paquetería en las ciudades y, sobre todo, conseguir que sea sostenible y con cero emisiones. La financiación pública, privada y europea será clave para conseguirlo.

El aumento de las ventas por internet que se ha experimentado y acelerado desde que comenzó la pandemia ha provocado que cada vez sean más las empresas que se dedican al reparto y los vehículos que se requieren para atender la demanda. Esto tiene una consecuencia directa, y es que se genera más tráfico, atascos y congestión en las zonas de mayor saturación comercial (por la acumulación de furgonetas, muchas en doble fila) y más contaminación.

El gran reto de las ciudades pasa por organizar y regularizar este sector en pleno crecimiento. De hecho, la nueva ordenanza de movilidad en la que trabaja el ayuntamiento incluirá el reparto de mercancías. La última milla pretende acortar los recorridos de los transportistas y el tiempo de entrega, optimizar el proceso y convertirlo en sostenible. Para ello es básico que haya un almacén o hub de referencia (Cogullada) donde acumular estoc, recibir los productos y que sirva como punto de partida para el reparto en vehículos autónomos y con remolques que permitan hacer varias entregas en una misma salida, explica Ángel Gil, miembro de la comisión de logística del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja que ha trabajado en el proyecto.

Rutas concretas

Para que sea eficiente, el proyecto del Colegio de Ingenieros plantea la posibilidad de que se creen carriles específicos desde el hub principal hasta las zonas de mayor saturación, que en Zaragoza serían las plazas de Los Sitios y Salamero y el Casco Histórico, donde se concentran bares, restaurantes y comercios. Estas vías podrían compartirse con el autobús (ya tiene su propio carril) o ser multifuncionales, dando prioridad a las furgonetas durante unas horas concretas.

Con ayuda de la tecnología, la optimización de rutas y el 5G, sería imprescindible crear «smart parking», es decir, digitalizar las zonas de carga y descarga o, directamente, el estacionamiento de calles o manzanas completas. Desde el Colegio de Ingenieros proponen que, a través de una aplicación móvil, el repartidor pueda reservar una plaza para descargar sus productos durante un tiempo concreto. Así, los mensajeros acudirían de forma ordenada y escalonada evitando la congestión. Para ello, se sugiere que se aumenten las plazas de reparto según las horas y la demanda y que sean utilizadas por turismo el resto del día. Haciendo uso de la tecnología es posible.

Los hub en los barrios permitirían realizar repartos más rápidos e incluso se abre la puerta los «dark store», pequeños almacenes de marcas muy concretas que podrían entregar los paquetes en apenas 30 minutos.