El parque lineal de Plaza ha pasado épocas de abandono. Años enteros de césped reseco y suciedad. Sin embargo, desde el desconfinamiento vive una segunda juventud como espacio de ocio. Considerado la zona verde más grande de Zaragoza, no es difícil avistar cisnes, conejos y cangrejos en sus senderos. De hecho, hasta los árboles están protegidos para evitar las garras y los incisivos de los roedores. Con todo, no es el mayor conflicto que se vive en el recinto. La convivencia entre pescadores y visitantes ocasionales está produciendo roces notables que en alguna ocasión se ha tenido que solucionar con la presencia de la Policía Local. La fauna salvaje lucha por su territorio.

No hace falta que la temperatura sea agradable. Los fines de semana multitud de zaragozanos optan por esta franja natural entre el polígono de Plaza y el camino de sirga del canal Imperial para respirar aire puro. Los atractivos no escasean: un zigurat y un laberinto barroco esperan a los paseantes. Amplias praderas y un lago repleto de patos que copa el protagonismo con su fría indiferencia. «Aún es pronto para que piquen, tendremos que esperar unas semanas a que suba la temperatura del agua», asegura Pedro Melenchón sentado en una silla de picnic mientras controla dos cañas. Una imagen perfecta de la tranquilidad que no deja traslucir el mal ambiente que se vive entre los que se dedican a la pesca con las personas que acuden para practicar otro tipo de actividades.

«Bocarranas», «moscas cojoneras», «panda de chulos». Estos son algunos de los calificativos con los que un pescador jubilado que prefiere no identificarse describe a las personas que acuden a hacer fotos de naturaleza o sacarse selfis en las orillas del lago. «El otro día estábamos tres personas esperando al sol a que picaran, pero vinieron unos jóvenes y nos quisieron hacer salir para ponerse ellos, incluso llamaron a la Policía Local», argumenta muy enfadado.

El resquemor se palpa en los dos bandos. «Los pescadores hacen mucho jaleo, no dejan espacio para la tranquilidad», argumenta a su vez Antonio Gómez, aficionado a la fotografía de aves. Acude casi todos los fines de semana al parque de Plaza para intentar capturar el vuelo de los mosquiteros o el pitón real. «Lo fundamental es poner el oído para escucharlos antes de verlos», aconseja.

Meriendas campestres

Ajenos a la batalla entre pescadores y fotógrafos, otros muchos zaragozanos se dejan ver por el entorno del lago. Las aguas turbias provienen de la planta de depuración del propio polígono. Unas niñas corretean con redes para intentar capturar ranas. Con sus familias han acudido a celebrar un cumpleaños al aire libre y con distancias de seguridad. En un lateral reparten en grupos de seis sus mesas de picnic, manteles y botellas de refresco. «Hasta antes de la pandemia aquí no venía nadie, pero ahora ha cobrado una segunda vida», explica Silvia Alfaro mientras le pide a la chavalada que corretea por el prado que no se alejen demasiado.

Enrique Luna, ganador de quince concursos de pesca, considera que este espacio podría ser un buen lugar para iniciarse en la práctica de la pesca, aunque lamenta que cada vez se pongan más dificultades por parte de la administración. Las aguas están llenas de carpines de colores similares a los que se ven en el lago del centro comercial de Puerto Venecia. «Cualquier principiante puede capturar ocho o nueve peces en una mañana», destaca. Y calcula que una persona con práctica podría lograr hasta 200 capturas que luego se devuelven. «Es una actividad legal si se hace con licencia, pero tenemos miedo de que quieran fastidiarlo como pasó en la Expo», lamenta.

En la orilla temen que los furtivos de la pesca acaben llenando la balsa con los agresivos siluros que acabarán con el resto de especies. En este momento lo más peligroso que puede agarrarse a un anzuelo son unas enormes tortugas de orejas amarillas que pesan casi dos kilos. «Si te agarran un dedo te lo cortan», advierte Melenchón.

Un poco más lejos un par de perros se dan un remojón junto a la orilla, ajenos a la terrible fauna salvaje que se encuentra en el parque lineal de Plaza.