Estábamos muy pendientes del formato en el que iba a venir la vacuna, en función de eso sería más apropiada una jeringuilla u otra, y cuando supimos que iba a ser en viales de múltiples dosis ya tuvimos claro que la adecuada era la que se fabrica en Fraga». Son las palabras de la directora general de Becton Dickinison (BD) para España y Portugal, Lourdes López, que recuerda que la pandemia les ha llevado a invertir en la factoría fragatina 1,5 millones para poner en marcha una segunda línea que incremente la producción. Pero esta misma semana la multinacional ha anunciado un macroproyecto al que destinará otros 165 millones para construir una fábrica de material sanitario en el polígono Empresarium, ubicado en el barrio rural de La Cartuja, en Zaragoza, y creará 150 empleos iniciales, llegando a los 600 en 2030.

La previsión es estas obras puedan comenzar en septiembre y octubre de este año, con un periodo de ejecución de unos 18 meses. La intención de la compañía es disponer en una fase inicial de una planta de 8.000 metros cuadrados para, finalmente, llegar a los 30.000 metros. Y todo ello para satisfacer una demanda de un billón de vacunas que «tenemos comprometidas», indica Pérez.

Progresión Meteórica

Becton Dickinson ha vendido este año en España unos 25 millones de una de sus jeringas para inocular la vacuna contra el covid-19. Pero esta cifra asciende a más de 500 millones a nivel mundial, lo que ha supuesto que la empresa tenga que ampliar la capacidad de producción de la planta de Fraga (Huesca), donde las fabrica. La instalación oscense trabaja a tres turnos. «Hemos tenido que ampliar personal, ahora mismo son 700 empleados --antes de la pandemia unos 650--, y seguimos fabricando el resto de jeringas que normalmente producimos en este emplazamiento», puntualizó López.

En cuanto se empezó a hablar de la puesta en marcha de la vacuna contra el coronavirus a nivel mundial, BD estableció contactos con todas las comunidades y con los distintos países que estaban comprando dosis y que necesitarían jeringas para administrarlas. Ante esta perspectiva, la compañía inició el aumento su capacidad de fabricación. Este jeringa, que BD produce desde hace 15 años, se utiliza, sobre todo, para campañas masivas de vacunación por organizaciones humanitarias, ya que «economiza mucho la cantidad las dosis y permite, de manera sencilla, poder inocular a mucha gente».